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Chávez: Un adeco de quinta














Guillermo Rodríguez G.





3erPolo
















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Los propagandistas del gobierno muestran todo tipo de cifras, gráficos y encuestas en las que la gestión sería muy positiva. Hablan de reducción de la pobreza, de inclusión, de misiones y de médicos cubanos en los barrios. Lo cierto es que el gobierno tiene cinco años y medio. Cinco años y medio del “Eje Orinoco Apure” “La Universidad en Miraflores”, “El relanzamiento de la ORIMULSIÖN” “El segundo puente sobre el Orinoco”, “El Parque Ecológico de La Carlota” “Los Ejes de desarrollo Autógeno Fronterizos”, “Gallineros Verticales, “Cultivos Organoponicos”... y hasta el “Centro de Lanzamiento Espacial del Amazonas”. Y de todas esas grandilocuentes promesas de los domingos presidenciales... Nada concreto quedó, promesas,  discursos, instalaciones abandonadas... nada más hasta la fecha. Algo si hicieron, “La ruta de la empanada” si se organizó.

¿Y las misiones? Las misiones apenas tienen un año y medio. Sólo se acordó el gobierno de “lo social” cuando se le venía encima un Referéndum Revocatorio que hizo todo lo que estuvo en su poder para evitar. Sufrimos en ese ultimo año y medio la mayor devaluación de toda la historia de Venezuela, y hemos visto el “uso y abuso” de activos públicos más extendido –y descarado- de la historia de las campañas electorales venezolanas. Pero lo importante es que hoy hay cuatro veces más niños de la calle que cuando se inició este gobierno y que fue el ciudadano presidente el que dijo que su gobierno “sería un fracaso” si no solucionaba “ese” problema en particular. Por lo que no hace falta discutir, ni cifras, ni estudios ni fuentes, para constatar el incremento de la pobreza, la marginalidad, el desempleo, el delito ¡y el abandono de menores!, es suficiente  con salir a la calle. Así que ver un niño haciendo de “saltimbanqui” en un semáforo, bajo un enorme cartel rojo de “NO”, es más que suficiente para votar “SÍ”. Se trata de juzgar ha este gobierno, de juzgar cinco años y medio de promesas y fracasos. No se trata de Bush, ni de CAP. Y menos aún de un presidente en cuya mente la realidad se transforma en una vieja “comiquita” japonesa en la que él es “El Capitán Centella” y su enemigo, por lo demás imaginario, es “Garra de Satán”. Es algo más simple y real, se trate de juzgar un presidente en funciones, y determinar si lo hizo bien o mal. Ni más, ni menos. Y en esos términos, lo hizo peor aún que sus antecesores.

 

¿CÓMO LLEGAMOS AQUÍ?

 

En 1944 el poder de compra del ingreso promedio era 5 veces mayor que el actual, y hace 8 años era el doble que hoy.

Si sumamos los metros cuadrados de obras publicas construidas durante el interrumpido gobierno democrático de Medina, con los de la Dictadura autoritaria de Pérez Jiménez, y los promediamos por año, nos resulta el doble que lo construido desde el plan de emergencia hasta la fecha. Pero si promediamos los metros cuadrados de la revolución bolivariana y los del punto fijismo entero comparando nuevamente promedios- veremos que la diferencia es mínima.

En la década de 1940 no había inflación en Venezuela, la deuda publica era prácticamente inexistente, el bolívar era una de las divisas más estables del mundo y la economía crecía a un ritmo promedio del 10% anual.

En la de 1950 creció rápidamente el número de leyes estatistas y el crecimiento se desacelero, pero aun se podía obtener la patente de industria y comercio de un pequeño negocio sin esfuerzo alguno, de hecho los funcionarios eran los que iban a los negocios censando los nuevos para otorgarles patentes, y la economía crecía al 6 % anual.

En la de 1960 se hicieron más leyes estatistas, se devaluó la moneda, se estableció un férreo control de cambios de varios años, se derogaron indefinidamente las escuálidas garantías constitucionales de la propiedad privada y se estableció un poderoso aparato de financiamiento y planificación estatal de la economía. Los sectores protegidos, subsidiados y apoyados crecieron mucho más lentamente que el resto de la economía,  aparecieron los empresarios prósperos con empresas quebradas y se comenzó a hablar de nacionalizaciones y de grandes industrias estratégicas estatales.

 

En la de 1970 se estatizo la industria petrolera y se construyeron las grandes industrias estatales estrategias... y para hacer el cuento corto, desde entonces hasta la fecha la población esta cada vez peor, la inmensa mayoría de los habitantes de Venezuela entiende que cada gobierno que hemos tenido desde 1958 hasta la fecha ha sido peor que el anterior. Lo que muchos aun no han notado es que todos han hecho más o menos lo mismo. Y creído, más o menos, lo mismo, así que todos ellos, incluyendo al actual, son más de lo mismo. Es ridículo culpar desde el gobierno al paro petrolero de todos los males, cuando el propio presidente reconoció que “yo los provoque, ellos respondieron, y aquí estamos”. El lo planeó, “los provocó” y se siente feliz del resultado, el es responsable de todo lo que implicó el asunto.  El ciudadano presidente ha gobernado como un adeco más, con las mismas promesas, el mismo estatismo, el mismo marxismo hayadelatorrismo, las mismas excusas para sus fracasos y los mismos resultados matemáticos:

 

Menos ingreso, más desempleo, menos justicia y policía, más malandros, más leyes y regulaciones, menos producción, más eslabones en las mismas cadenas, menos libertad, menos producción, menos riqueza, más envidia, más odio, más mentiras.

 

¿VIVAN LAS CADENAS?

 

No puedo dejar de reír al escuchan a un presidente sudamericano del siglo XXI repetir tan encantado el lema de los serviles defensores del absolutismo español del siglo XIX. Lo irónico no es que no se trate de las mismas cadenas, sino que si se trata de las mismas cadenas. Si Fernando VII no hacia cadenas de radio y televisión para hablar en contra de los liberales y desgañitarse afirmando que la inmensa mayoría del pueblo lo quería como rey absoluto, era únicamente porque no existía la radio y la televisión.

 

Fernando necesitó 100 mil tropas extranjeras para imponer el absolutismo, y no dudo un segundo en llamarlas, aunque fueran las mismas tropas contra las que su propio pueblo lucho en su nombre.

Pero lo más curioso es que Fernando fue la inevitable conclusión de un proceso de decadencia de la economía española que se inicia a finales del periodo de reconquista.

Mientras más intervenía y regulaba el rey los mercados para protección de los pobres, más pobres los dejaba. Lo mismo pasó aquí con los adecos, los copeyanos, los convergentes y los chavistas no son más que versiones diferentes de la misma mentira estatista.

Los que quieren vivir a costa del trabajo ajeno, son zánganos y malandrines como el Rey Fernando y sus secuaces, pero a diferencia de este no cuentan con tropas extrajeras suficientes para imponerse por la fuerza, y si bien no dudan en usar la fuerza del Estado o de sus propios grupos de malandros, es más lo que recurren al engaño. Es por eso, porque estamos ante otro adeco más. Que el 40 % de los venezolanos rechaza simultáneamente al liderazgo político de gobierno y oposición, porque son, más o menos lo mismo. La libertad es una e indivisible, sin libertad no hay progreso material generalizado ni justicia, y aquí tenemos ya más de cincuenta años que cada gobierno aprieta más la rosca de la tiranía que el que lo precedió. Si hablamos de la polarización que debería interesarnos: Quienes quieren vivir del trabajo ajeno y no ser responsables de sus actos, son  serviles. Quienes queremos vivir del propio trabajo y ser responsables de nuestros actos somos liberales. Esa es la verdadera polarización, el resto son más mentiras para mantener al pueblo en la ignorancia. Pero no estamos juzgando con un referéndum al “liderazgo” político venezolano completo (gobierno y oposición, ¡que más quisiéramos!), sólo al presidente que nos desgobernó los últimos cinco años y medio. Es todo lo que podemos hacer... por el momento... Y como es sólo eso, es sólo el principio.
















3erPolo

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