www.guillermordriguez.net Colaboracionistas, gusanos y malandros: La fauna de una revolución servil
|
|||||
|
||||
Los colaboracionistas más famosos de la historia fueron los
franceses que establecieron un gobierno para apoyar la ocupación militar de su país por el nacional socialismo alemán. Justificaciones falsas para su decisión sobraban. Razones reales
fueron su admiración por el régimen inhumano que les había derrotado militarmente. Nacionalistas, racistas, y socialistas
y militaristas, esos serviles gusanos no podía evitar el sentirse "arrobados" ante los éxitos de Hitler. La economía centralmente
planificada por el gobierno, controles de precios, de cambio, y enrolamiento de la población en organizaciones estatales paramilitares
en todos los ordenes de la vida junto con la destrucción sistemática de la oposición, la criminalización de la disidencia,
el poder absoluto de un gobernante que se creía la "encarnación" del pueblo, y por ello del "soberano", y el desarrollar todo
dentro del más estricto apego a la legalidad positivista, cambiando ley tras ley, hasta crear el "corpus" jurídico, colectivista
de un caudillo soberano y una sociedad servil, era el ideal de los gusanos serviles colectivistas, no sólo de Francia, sino
de toda Europa. Y falta de un caudillo
propio (e indiscutible) al que lamerle el trasero... terminaron lamiéndoselo al que les demostró por el expediente de la victoria
militar su "superioridad". No menos serviles fueron los gusanos que en Europa Oriental
haría el mismo papel, pero no para Hitler, sino para el no menos absoluto y genocida caudillo de la URSS, José Salín. Curiosamente, los lamedores de traseros alemanes solían justificarse
en la necesidad de "convivir" con los victoriosos alemanes, como algo preferible al comunismo. Mientras pocos años después
los lamedores de traseros soviéticos, darían la misma excusa, poniendo como villano al "nazi-fascismo", más que al mismo capitalismo.
Nacional Socialistas, Fascistas, y Comunistas, fueron
(y son) ideologías colectivistas serviles. Tienen diferencias de forma, no de fondo. Son basura del mismo basurero. Inspiradas
todas en la negación del individuo, la propiedad y el derecho natural, para instaurar la más absoluta y repugnante tiranía...
en nombre de una supuesta justicia colectiva. Quienes desean "convivir" con tales formas de administrar, no el estado, sino
la totalidad de la sociedad, sólo pueden ser partidarios del servilismo absoluto y la ciega obediencia. Los gobiernos con
ambición totalitaria toleran la disidencia -cuando y mientras- no puedan exterminarla. Sólo se acepta la obediencia absoluta
en cualquier totalitarismo. En Venezuela no hemos padecido aún un gobierno totalitario. Estamos
en medio de un proyecto político revolucionario, que desde que insurgió en su primer intento de
golpe de estado, pasando por la estrategia electoral exitosa y el cambio sistemático de la legislación, hasta la fecha, siempre
ha dejando en claro sus ideas, nacionalistas, racistas, socialistas y militaristas, y su intención
de adelantar una revolución en función de las mismas. Colectivismo totalitario es revolución servil. La de aquí, gusta de
llamar a sus contrarios "fascistas" por lo que se obliga al "ser" izquierda, con el beneplácito de toda la izquierda mundial.
Desde el criminal de la Habana, pasando por los representantes políticos de la
prospera industria del narcoterrorismo, de Colombia o Bolivia, hasta las corruptas e hipócritas socialdemocracias europeas.
Asunto sin importancia, no menos socialista fue Hitler que Stalin, ni Stalin que Mussolini. Sólo que no es
sabio identificarse con el totalitarismo que perdió la guerra y del que más se han ventilado los crímenes. Si no con el que
ganó, y del que quedan regímenes en pie. Así los serviles "de izquierda" aún pueden "criticar" el Stalinismo
de Stalin y aplaudir el de Fidel. Mientras en Venezuela lo único que parece tener importancia
en la discusión pública es exclusivamente para políticos profesionales. ¿Alguién
está discutiendo seriamente aquello que sigue destruyendo los ingresos reales, y los decrecientes activos de las mayorías?.
Por ello es que no podemos perder de vista ciertas realidades
objetivas: 1- El totalitarismo de la revolución servil venezolano, apenas
ha logrado avanzar un más, de lo que ya habían adelantado sus correligionarios ideológicos moderados del punto fijismo. Incluso
se ha visto en la necesidad de retroceder en algunas conquistas autoritarias pasadas. Pueden querer el totalitarismo,
y trabajar para lograrlo, pero aún están muy lejos del objetivo. 2- Los colaboracionistas aspirantes que comienzan excusándose
en un "amezante" avance de la ¿¡derecha en Venezuela!?, realmente no temen tal cosa. Juzgan por su condición, que es la de
los que siempre han querido, desde la oposición, que Chávez se quite para ponerse ellos, y hacer exactamente lo mismo. Ideológicamente,
con la revolución, son basura del mismo basurero. Pero no serán tan fácilmente recibidos por un máximo "caudillo
soberano" que pisotea lideres fundamentales de sus propias filas para imponer sus más cercanos, e indiscutiblemente fieles,
lugartenientes. 2- Si hay un problema ideológico real. Los pasados gobiernos
(democráticos o dictatoriales) con una orientación de derecha establecieron condiciones para que Venezuela creciera más
de 10% anual interrumpido, por más de 30 años continuos. Los de izquierda moderada destruyeron el 25% del aparato productivo
creado antes, y se volatilizaron el 60% del poder de compra de los trabajadores en cuatro décadas. El de izquierda revolucionaria
-sin llegar aún a establecer un totalitarismo- en apenas cinco años ha destruido más que todos sus predecesores. Ciertamente
que debemos dejar de tener gobiernos de izquierda y comenzar con nuevos gobiernos de derecha. 3- La izquierda venezolana creó partidos políticos que viven
del Estado. Los militantes no mantienen sus partidos con recursos propios. Por el contrario aspiran a ser "mantenidos" en
todo, o en parte, por el Estado, por intermedio de sus partidos. Y en la medida en que la política la hacen mercenarios serviles
y corruptos, quien se mantenga en el poder por medio de la trampa electoral, matará de "mengua" una oposición acostumbrada
a eso. 4- La mayor parte de la auto denominada sociedad civil tiene
exactamente los mismos vicios de los partidos, y carece de ideología coherente, proyectos viables y disciplina. Su fuerza
numérica se diluye en la nada, y las ideas de sus "lideres" sin reales seguidores, son una amalgama confusa de diversas formas
de colectivismos empobrecedores. Pero lo peor es que tampoco se mantiene de sus "militantes" sino... otra vez, del estado
de forma directa e indirecta. 5- Tenemos una falsa polarización de chavismo contra anti chavismo que la mayoría real de la población rechaza porque entiende que si la revolución es lo peor
que hemos tenido, gran parte de los que aspiran a sustituirla lo único que quieren es adelantarla ellos mismos. La polarización
que necesitamos no de una izquierda contra otra, ni aún de supuestos demócratas contra un totalitarismo aún en ciernes. La
verdadera polarización es de libertad contra servilismo, de gente decente que quiere vivir de su propio trabajo, contra malandros
que quieren vivir de lo que roben. Y robar desde el estado, para legalizar sus robos. En resumen, el problema está en manos de los ciudadanos. Sólo
se puede reconstruir la república enviando al basurero las ideas que la han empobrecido y estableciendo instituciones capaces
de permitir que la gente decente y trabajadora prospere. Pero sólo se se pueden construir tales instituciones si la mayoría
le da al poder a políticos profesionales de una nueva derecha liberal decente. Pero si cada ciudadano no está preparado
a poner su grano de arena, para pagar los políticos que quiere, cada ciudadano tendrá que conformarse entoces con los políticos
que -creé el- que no paga. O los ciudadanos se organizan para crear -y mantener- partidos políticos con ideas opuestas contra
todas las izquierdas, que nos han robado y empobrecido por ya más de 45 años. O seguiremos teniendo gobiernos con las mismas
ideas, los mismos robos... y cada vez será peor. El país se empobrece día a día, la mayoría de la población recibe,
acaso, limosnas de un cuyos logros "sociales" se miden en el aumento de la desnutrición y el resurgimiento de las endemias.
Pero hay quien gana mucho, hay inversionistas entrando en áreas muy especificas, hay grandes negocios... y hay aspirantes
a colaboracionistas que están cansados de quedar "por fuera" de esos "buenos" negocios. El problema no son ellos, son sus
ideas. No se los puede derrotar con sus mismas ideas, ni jugando su mismo juego. Hay que cambiar el juego de la política como
actividad subsidiada por la corrupción de los estatismos colectivistas, hacia la política como actividad financiada por
los propios ciudadanos (conscientes y militantes de una política decente) con partidos que defiendan los derechos naturales
de cada individuo. Y eso es apenas el principio. |
||||
|
||||