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Poder para el pueblo: Lo que ningún socialismo permitirá














Guillermo Rodríguez G.





3erPolo
















Si el vicio inherente al capitalismo es el desigual reparto de bienes.
La virtud inherente al socialismo es el equitativo reparto de miseria. 
Winston Churchill

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Lo que proponen los dos candidatos “únicos” a la presidencia de Venezuela (esos dos que de entre varios otros más son los dos con mayor cobertura de medios) a la fecha; es decir, Chávez aspirando a la reelección y Rosales a sustituirlo, son dos versiones del mismo sistema... el socialismo. En las mismas palabras que lo he dicho antes y que lo diré después: El socialismo no es sino el control de los medios de producción por el Estado. Un Estado que hace negocios, es por naturaleza un Estado socialista. Hablar de "Capitalismo de Estado" es una contradicción en términos, si la empresa es "de Estado" no es capitalista, y si es capitalista una actividad mercantil, no es realizada por el Estado. Un Estado "capitalista" sería el que se dedicara única y exclusivamente a sus funciones naturales, entre las que no está la actividad mercantil alguna. Pero hay grados de socialismo en cada economía. Ni en la Unión Soviética se llegó al 100% de socialismo, pues ni ahí desapareció por completo toda forma de iniciativa productiva, más o menos, privada.

 

En Venezuela, aproximadamente el 80% del capital no residencial pertenece al Estado (es decir que aproximadamente el 80% de los medios de producción pertenecen al Estado) desde hace unas tres décadas, por lo que Venezuela es un país socialista al 80%, desde hace unas tres décadas. Y en la medida que fue más socialista el Estado venezolano, más y a más empobreció a la población sin importar lo "rico" que se empeñe en creerse un país en el que la actividad petrolera es la más importante en términos de PIB y de ingreso fiscal. Un dato es que aproximadamente el 80% de las divisas que ingresan al país son producto, directo e indirecto, de las exportaciones del sector petrolero. El petróleo, como todo lo que está en el subsuelo, es, y ha sido siempre, propiedad exclusiva del Estado venezolano. Tal reserva estatista de recursos es una herencia que la corona española dejó, en la legislación, para su ex colonia. Una cosa es petróleo, que siempre ha sido del Estado, desde la conquista hasta la fecha, y otra es la industria que lo explote... que puede ser privada o estatal, nacional o foránea... y fue primero privada y nacional, luego privada y mayormente foránea, y finalmente exclusivamente Estatal por Ley... y desde 1999 tiene el Estado Venezolano una empresa por acciones exclusivamente estatales de carácter constitucional. La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, prohíbe clara y expresamente que PDVSA sea del pueblo. Sólo puede ser del Estado.

 

Fue más socialista antes que hoy, cuando era propietario monopólico de todas las industrias denominadas "estratégicas", que fueron de la telefonía al acero. Hoy, por ejemplo, aún tolera la existencia de compañías telefónicas privadas... pero hace pocos días se planteó el caudillo único del neo-socialismo venezolano re-estatizar la principal telefónica, y antes el presidente de CONATEL explicó que las nuevas concesiones de telefonía, como cualquier otra del espacio radioeléctrico, se otorgaría con criterios estrictamente políticos y anticapitalistas. Fue más socialista antes, cuando la regulación de precios incluía una gama mucho más amplia de productos que hoy. Y no fue menos socialista Corpomercadeo que Mercal. Ni fue menos socialista el programa de Becas "Gran Mariscal de Ayacucho" que la "Misión Sucre". La principal razón por la que la inmensa mayoría de la población de Venezuela no es consciente de esto, es que los socialistas que gobernaron desde 1958, hasta 1994, no controlaban lo que los marxistas -los granscianos al menos- denominan "poder cultural". Eso le fue delegado a la parte desarticulada, aparentemente más izquierdista -en el infantil sentido que explicaba Lenin la palabreja- y tras casi cuatro décadas el empobrecimiento, corrupción y demás miserias, consustanciales con la naturaleza del socialismo en cualquiera de sus formas, produjeron el inevitable colapso; y otro socialismo, antes marginal, llegó al poder colgado de las charreteras de un grupo de militares que se habían formado y radicalizado en tal ideología.

 

La solución liberal pasa por transferir esos activos productivos del Estado a la población, y esa es la gran diferencia entre el populismo de los socialistas enfrentados, que se desgañitan en ofrecer el reparto de las menguadas rentas de un sistema empobrecedor, y el capitalismo popular. Los populistas quieren una población empobrecida y envilecida que dependa de un Estado repartidos de limosnas, para que el Estado controle a la gente. Los liberales queremos que la totalidad del capital mercantil esté en manos de la población, para que un Estado dedicada a sus verdaderas funciones dependa de uno impuesto bajo, simple y de un solo escalón... a fin de que sea la gente la que controle al Estado. Y pudiera entre los puntos calves de nuestro programa estaría necesariamente:

 

  • Pagar la deuda pública liquidando el 50% de los activos mercantiles del Estado. Lo que implicaría, “adicionalmente” duplicar el ingreso fiscal petrolero

 

  • Dedicar la mayoría del presupuesto para seguridad, justicia y obras públicas.

 

  • Dedicar el resto del presupuesto para salud, educación y asistencia social básicas mediante sistemas de cupones que subsidien universalmente la demanda y no la oferta..

 

  • Ningún presupuesto público para otra cosa diferente. ¡Y nada de gasto público “no presupuestado”!  Prohibición constitucional del endeudamiento que supere el 5% del presupuesto. Con las mayores sanciones civiles y políticas.

 

  • Capitalizar a la población, distribuyendo el otro 50% de los activos mercantiles estatales, en partes iguales entre los ciudadanos, mediante acciones y derechos intransferibles individuales.

 

  • Obligar legalmente al gobierno ha destinar lo obtenido de la venta de cualquier activo público actual o futuro, exclusivamente para el pago de capital de la deuda pública existente en el momento de la venta, hasta pagarla completamente.

 

  • Establecer el impuesto a la renta de tasa única para personas naturales y jurídicas en una tasa de 10%.

 

  • Desreglar profundamente la economía eliminando las barreras artificiales al desarrollo empresarial de quienes menos capital tienen.

 

  • Regresar al patrón oro, como paso previo de la libertad monetaria, impidiendo la devaluación e inflación. Y eliminar todas las trabas y regulaciones contra la creación de riqueza.

 

Eso es verdadero poder para el pueblo, no para el estado, no para el caudillo, no para el partido... sino real y definitivamente para el pueblo. Claro que como eso es una revolución liberal, en toda línea. Necesitaríamos para adelantarla cambiar no sólo la Constitución  -por el mecanismo que ella misma provee, que es la voluntad de la mayoría- sino crear un nuevo sistema que supere los limites de la división tradicional de poderes, limitando realmente la posibilidad misma cualquier tiranía, incluso, o especialmente, la de la mayoría. Nada de eso se relaciona con los socialismo enfrentados por el poder en el escenario mediático electoral venezolano. ¿Qué uno de ellos pudiera ser el mal menor, o que el mal menor sea no tomar partido en esa pelea? es algo a dilucidar aún... pero de que ninguno es solución no hay la menor duda. La solución está en el futuro, en el capitalismo popular que termine de una vez y para siempre con el socialismo empobrecedor en nuestra tierra. Y eso, es solo el principio.
















3erPolo

 
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