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Si el petróleo ahora es del pueblo: ¿Dónde te depositan los dólares de tu barrilito?














Guillermo Rodríguez G.





3erPolo
















“En una sociedad industrializada resulta obvia la necesidad de una organización asistencial,
en interés incluso de aquellas personas que han de ser protegidas
contra los actos de desesperación de quienes carecen de lo indispensable.
Es probable, y quizá inevitable, que la mencionada asistencia
no se limite a los incapaces de atender sus propias necesidades.”

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Para superar el inevitable fracaso del socialismo de cualquier siglo, lo primero que hay que desechar definitivamente es la estrechez mental, miseria moral, cobardía ideológica e inutilidad política “centro moderada”. Se podría respetar a quien, por creer equivocadamente en la posibilidad de lo imposible, confunde el veneno con la vida. Pero no al que en la lucha entre la vida y el veneno, opta por “lo que esté en medio”. Los liberales no proponemos eso. Proponemos una revolución de la vida, la libertad, la propiedad y por ello de la prosperidad “extrema e inmoderada” para todos... especialmente para los más pobres.

 

En Venezuela es posible crear rápidamente un sistema universal de seguridad social que garantice el acceso a los servicios de salud y educación privados de libre elección, para todos y cada uno de los ciudadanos, desde el que vive hoy de recoger latas en las calles, hasta el más rico del país. Más aún, podríamos garantizar un retiro digno, con una cuenta de capitalización individual para pensión, al recoge latas, al buhonero, al obrero, al profesional, al empleado, al desempleado,  al ama de casa, al empresario y al burócrata. A todos sin excepción, podemos garantizarles la atención medica, la educación y una pensión de primera, en servicios privados de su libre elección. Para ello debemos dejar de lado todas las mentiras de la “redistribución” de la riqueza, junto con el resto del socialismo de cualquier siglo, y empezar a distribuir la riqueza de verdad. La riqueza que mal administran los corruptos estatismos socialistas, hay que distribuirla directamente al pueblo, a todos y cada uno, sobre cuyo empobrecimiento, dependencia y adoctrinamiento reinan las oligarquías socialistas de ayer y hoy.

 

PRIVATIZACIÓN POPULAR PETROLERA

 

El petróleo en Venezuela, es propiedad del Estado, porque el subsuelo es propiedad del Estado. Adicionalmente, existe desde 1976 una Ley que Reserva al Estado la Actividad Petrolera. Y desde 1999, la Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela, prohíbe que PDVSA sea del pueblo. Sólo puede ser un monopolio 100% estatal. Por vía de excepción, puede el Estado asociarse con industrias privadas. Y cuando la hace, son foráneas. Los nacionales, están -en la práctica y hasta ahora- excluidos incluso de ser asociados minoritarios en proyectos petroleros marginales.

 

Así que si PDVSA es del pueblo. ¡Usted no es pueblo!. Nadie lo es. El pueblo “dueño” de PDVSA, simplemente no existe. 

 

Para que PDVSA sea realmente del pueblo, es que los liberales resistentes somos partidarios de la privatización, pero entendemos que privatizar PDVSA sin participación popular sería una injusticia inaceptable. La devaluación de la moneda en Venezuela produce inflación porque el gobierno es el propietario directo de las divisas al controlar PDVSA. Nuestros gobiernos gastan demasiado y devalúan para tener mas bolívares. O se agarran los dólares que pertenecen al pueblo dueño de los bolívares que respaldan. Así han empobrecido a la población por décadas. Para regresar a la población una parte de lo que se le han robado y reducir drásticamente la deuda estatal que siempre terminamos pagando los ciudadanos comunes, la solución es entregar gratuitamente no menos de la mitad de las acciones a la gente y usar el resto para pagar la deuda pública.

Para adelantar la Privatización Popular Petrolera, hay que reformar la Constitución, con todo el sistema legal. Y la propia Constitución define el camino para alcanzar democráticamente tal objetivo.

 

PETRÓLEO PARA EL PUEBLO

 

Incluso bajo el sistema legal estatista actual. El artículo 311 de la Constitución dejó una ventana para la asignación de la regalía petrolera directamente a la población. Podemos privatizar la regalía. Pero sólo en los términos que la Constitución establece. Y la Constitución establece que ha de ser para “la inversión real productiva, la salud, y la educación”. Así las cosas. La solución inicial que adoptamos plenamente en el Movimiento Liberal Libertario Resistencia Civil, la propusieron brillantemente en Aragua, desde la AC Petróleo Para el Pueblo, presidida por el conocido dirigente liberal, Pedro Elías Hernández. Y no es otra que presentar como iniciativa popular un proyecto de ley con los siguientes objetivos:

 

  1. Transferir directamente para cada venezolano. Desde que cumpla la mayoría de edad, hasta su edad de retiro. En una cuenta individual, de su libre elección, que puede ser bancaria, de seguro, o de otro tipo. Su cuota parte de ese ingreso patrimonial del subsuelo.  
  2. Que el 50% de los fondos transferidos a cada cuenta, se acumulen, junto con su rendimiento, capitalizándose individualmente, hasta la edad de retiro. Y luego sean entregados para que el titular decida como los ha de invertir para disponer de una pensión digna.
  3. Que el otro 50% dividido en partes iguales, esté disponible para cada titular, en cupones (análogos de los conocidos “cestatikets”) para ser usados exclusivamente en gastos de salud y educación. Y que tales cupones sean emitidos por las mismas instituciones en que el ciudadano mantenga su cuenta. Que los valores en las cuentas individuales, que respaldan dichos cupones, sean acumulativos, junto con su rendimiento, por los valores que no se gasten. Y se puedan destinar tanto para sistemas de salud pre-pagada, seguros de salud, o servicios directos. Según cada cual, individual y voluntariamente, lo considere prudente.

En palabras de Lester Lopez, “los dólares de tu barrilito, que te los depositen en la cuenta que tu digas.” Porque ser rico es bueno, y en comparación con la miseria o la dependencia de las dadivas del estado socialista, el hacer a los más pobres un poquito ricos, es hacerlos totalmente libres. Esa es la verdadera revolución humanista. Y eso es sólo el principio.
















3erPolo

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