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![]() www.guillermordriguez.net No pueden ser del BCV ni del Ejecutivo... Reservas de dólares y petróleo que son del pueblo |
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El
problema verdadero es que los dólares de las reservas no pertenecen ni al Banco Central... ni al Ejecutivo de turno.
Pertenecen a los propietarios de los bolívares que esas reservas supuestamente respaldan. En las reservas del Banco
central deben ser “pagaderos al portador en las oficinas del Banco” los bolívares como está impreso en todos y
cada uno de los billetes. Una
parte del problema es que dicha propiedad individual de las reservas fue incautada completamente por un control de
cambios que durará tantos años como dure la revolución... con lo que posiblemente durará, al menos, los que duró
el más largo de la adecocracia; empezado por Herrera, disfrutado ampliamente por Lusinchi y concluido finalmente por Pérez
II. Entendamos
que esos dólares que se denominan reservas fueron entregados por el Ejecutivo a cambio de bolívares que el Ejecutivo usa.
Y que no se debe jugar al cuento del “con real y medio” con el real y medio ajeno. Las reservas son de
cada ciudadano que es dueño de los bolívares que respaldan. Aunque el Banco Central, por orden del gobierno se niegue a entregárselos.
Y el Congreso decrete leyes penales cambiarias. Porque el que lo haga el poder... y lo haga Ley. No significa que sea justo.
Los dólares de las reservas pertenecen... en justicia y verdad. A los dueños de los bolívares. Ni más ni menos. Si
nos devolvieran el derecho de reclamar legalmente lo que nos pertenece. Acabando con el control de cambios... el otro
asunto sería: ¿A cuanto nos toca?... Si
la liquidez está en el orden de los 58 billones de bolívares. Y las reservas andan por los 27 mil millones de dólares.
El presidente parecería tener razón cuando habla de reservas "excedentarias". Y sin duda su proyecto de un usar los recursos
de la regalía petrolera en un “fondo social”, separando esos fondos de “la unidad del tesoro”, es
algo perfectamente constitucional. Malo será que tal mandato constitucional se implemente por vías estatistas, burocráticas,
clientelares, así como previsiblemente corruptas y discriminatorias... además de servir de excusa para un manejo que
con nuestras actuales instituciones monetarias tiene un enorme riesgo inflacionista... también es cierto. Y volveré sobre
eso al final del artículo. Tanto para indicar las instituciones monetarias liberales que evitarían tales riesgos, como para
mencionar la solución liberal de Petróleo Para el Pueblo de verdad... ¡verdad!. Pero
en el asunto de las reservas en las instituciones actuales, la verdad es que, como no son ni del Central
ni del Ejecutivo... Y la magnitud de reservas y liquidez están claras.
O bien el tipo de cambio debería revaluarse al orden de los 1800 bolívares por dólar. Eso es definir el tipo
de cambio en función de la propiedad que el “valido al portador en las oficinas del Banco” promete al tenedor
del bolívar. O con el actual tipo de cambio oficial debería estar la liquidez en el orden de los los 58 billones de
bolívares. Definiendo el tipo de cambio en función de meter la mano en los bolsillos de la población y pasar lo que
se encuentra ahí... a los del gobierno de turno. Es
lo mismo que el gobierno reciba más bolívares por los mismos dólares... al que entregue menos dólares por los mismos bolívares. La única diferencia sería que la gente recibiera más dólares por
sus mismos bolívares... y para eso tendría que empezar por poder recibirlos realmente. Emitir
más bolívares en una economía que no está en capacidad de producir mayor cantidad de bienes y servicios (por estar sobreregulada
y empobrecida por décadas de estatismos socialistas varios) significaría aumentar los precios... mucho más de lo
que ya están aumentando. Porque como todos sabemos, los índices de inflación del BCV, con sus diferentes IPC, nos hablan de
cifras de un digito mensual. Pero cosas como el cafecito de la panadería, suben 60% en tres meses... Y me limito en un
ejemplo al azar. Pero cualquier economista entiende las razones por las que esas estadísticas están siempre tan
lejanas del día a día de los precios que al ciudadano común le importan. El
punto es que la inflación que afecta el bolsillo de la población es alta... más de lo que reflejan las cifras promedio. Y
que si se emitieran más bolívares, en función de su respaldo en unas reservas confiscadas sería más alta aún. He
dicho que lo otro sería revaluar. Es decir... abaratar significativamente los productos importados. Como el pollo brasileño que se vende en los Mercal. Pero también la materia prima importada. Al tiempo
que se reduce un poquito la inflación interna. Dirán que la reevaluación es una transferencia de recursos de los exportadores hacia
los consumidores de productos importados. ¿Qué
importa? Aquí lo que se exporta es petróleo. Y transferir recursos del petróleo al pueblo abaratando la comida de
la mesa de los asalariados. Es muy bueno. De poco sirve en cambio encarecer la comida para que el hambre del pueblo financie
las “exportaciones no tradicionales”... o la “economía endógena”. La
otra cara de la moneda es el asunto de competencia. Porque si los pollos revolucionarios del Brasil contienen menos agua,
menos vísceras, y tiene mayor peso real que los nacionales. Sean los nacionales producto de la cuartarrepublicana “sustitución
de importaciones”... O endógenos y revolucionarios clones de la ineficiencia de sus antepasados adecocráticos. El problema
termina siempre en que es injusto financiar la ineficiencia local encareciendo la comida en la mesa de los pobres...
y en la de los ricos. Para
que la gente se sacrifique con gusto. Y acepte comer pollos endógenos el día que se le pida. Aunque tengan más agua, vísceras...
y sean más caros. Es que el proyecto revolucionario en la educación se fundamenta en combatir el individualismo, la
competencia, y el consumismo, e inculcar los valores contrarios, como ha explicado claramente el ministro Izturiz. Uno se
pregunta si lo que se va a promover será entonces ¿El colectivismo, la incompetencia y el ascetismo? Y se da cuenta que sí.
Que esos valores promoverá la educación. Nada nuevo. Ya los promovía desde hace décadas. La cosa es que ahora se quiere
que los promueva... más al fondo. Así
las cosas. El problema termina en donde empezó. Los dólares de las reservas son de la gente que es dueña de los bolívares.
No del Banco Central, ni del Ejecutivo. Con lo que para comenzar a solucionar seriamente los problemas monetarios
se requiere algo totalmente diferente: En
el orden monetario y financiero: Como
resultado, es esperable una tendencia general hacia la deflación -lo opuesto a inflación-; que es lo que les pasa a los precios,
la mayor parte del tiempo, (si no se admiten interferencias estatales sobre el mercado financiero con objetivos de incidir
sobre los niveles generales de precios) una vez cesado el empleo de la inflación para financiar los Gobiernos; con flexibilidad
laboral, y los empresarios compitiendo por la mano de obra, ofertando mejores salarios reales y condiciones de trabajo, pero
conforme a su productividad y no a las leyes y decretos arbitrarios. Y sería más que posible, con las magnitudes actuales
de reservas y liquidez, una revaluación al tipo aún menor de 1.800 bolívares por dólar. El
otro asunto. El del muy constitucional uso de la regalía para lo que la Constitución manda. Que sólo debería ser directamente
en dólares si estos van directamente a la gente... tiene una solución diferente de crear otro fondo burocrático más...
Podemos privatizar la regalía... en el actual marco legal incluso. Pero sólo en los términos que la Constitución establece.
Y establece que ha de ser para “ la inversión real productiva, la salud, y la educación”. Lo que haremos los liberales
es recoger firmas para presentar como iniciativa popular un proyecto de ley con los siguientes objetivos: 1-
Transferir directamente para cada venezolano. Desde que cumpla la mayoría de edad, hasta su edad
de retiro. En una cuenta individual, de su libre elección, que puede ser un fideicomiso bancario, de seguro, o de otro tipo.
Su cuota parte de ese ingreso patrimonial del subsuelo. 2-
Que el 50% de los fondos transferidos a cada cuenta, se acumulen, junto con su rendimiento, capitalizándose individualmente,
hasta la edad de retiro. Y luego sean entregados para que el titular decida como los ha de invertir para
disponer de una pensión digna. 3-
Que el otro 50% dividido en partes iguales, esté disponible para cada titular, en cupones (análogos de los
conocidos “cestatikets”) para ser usados exclusivamente en gastos de salud y educación. Y que tales cupones sean
emitidos por las mismas instituciones en que el ciudadano mantenga su cuenta. Que los valores en las cuentas individuales,
que respaldan dichos cupones, sean acumulativos, junto con su rendimiento, por los valores que no se gasten. Y se
puedan destinar tanto para sistemas de salud pre-pagada, como al pago de seguros, o de servicios directos. Según cada cual,
individual y voluntariamente, lo considere prudente. Se
trata de privatizar la renta, no la propiedad del subsuelo... la renta del subsuelo. Y si alguien desea llamar eso “democratizar”
porque cada ciudadano, desde el más rico, hasta el más pobre, recibirá su parte igual en todo, y decidirá, él y sólo él, donde
y como colocarla. Que lo llame como desee. Pero no se trata de crear ninguna nueva institución gubernamental, ni nada
que se le parezca. Se trata de pasar, directamente, una renta que actualmente administra el Estado, a cada ciudadano, para
que cada ciudadano la administre personalmente. Y se reconoce que sólo lo podrá hacer para lo que la Constitución
le permite. No para otra cosa. Así
que no apoyaremos un falso cambio, como sería el pasar de lo que el Estado actualmente administra, de una forma, para que
el mismo Estado, lo administre de otra forma. Si ha de ser petróleo para el pueblo, no puede ser
petróleo para el Estado. Para darle poder al pueblo, hay que quitárselo a quien lo tiene, y quien tuvo antes, y tiene
ahora, todo el poder real en Venezuela, es el Estado. Quitárselo es el principio...
y sólo el principio.
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