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![]() www.guillermordriguez.net ¿Cómo destruir al malandraje desatado?: Eliminando la causa de que se desatara |
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El socialismo –en
cualquiera de sus variantes- es la ideología servil que más logra generalizar el abuso del poder, el desprecio a la Ley, y
el abandono de las más elementales nociones morales de la civilización. Mientras más socialista sea una sociedad,
más malandraje deberá soportar. No sólo el maladraje de la delincuencia común, sino el malandraje extendido como “cultura”
entrando en el tejido social, por medio de la corrupción, el abuso de poder, y la “justificación ideológica” del
malandraje mismo. Cuando restringen las vías honestas de progreso individual, al
desarticular y desnaturalizar todos los mercados libres, el libre mercado de la corrupción es lo que finalmente crean los
socialistas. Tal putrefacción termina por colapsar al sistema por sí mismo. Pero no es necesario esperar a “pudrirnos
todos” para salir del basurero. Es suficiente que la mayoría llegue a entender que el malandraje desatado en
una sociedad podrida hasta los tuétanos, es el resultado inevitable de la naturaleza misma de cualquier forma de socialismo, y no una “error” que se pueda corregir, sin desechar completa y definitivamente
tal ideología servil. EL ABUSO
DE PODER El problema es el abuso de poder.
Todo poder que no esté limitado, reglamentado, contenido y severamente vigilado, desde otros poderes, y principalmente por
la propia “opinión pública”, que no es más que el “promedio ponderado” de las opiniones privadas.
Será abusado. Abusado, entre otras cosas, porque el poder ilimitado es la fuente de la compraventa de las autoridades, la
corrupción, y todas las formas de abuso, ya no sólo del poder mismo “sino de influencia”. Del poder ilimitado nace el abuso y la corrupción, de estas la grosera impunidad, y de esta última
nacen todas las formas de malanndraje desatado. Tan malandro es el asaltante común, como el funcionario extorsionista,
o el “niño bien” asesino impune. Y todos abundan por la impunidad. Curiosamente, sólo limitando al Estado a sus
funciones naturales, y dentro de estas, al respeto real de los derechos individuales, de todos. En la imposición de la única
igualdad posible, conveniente y necesaria. La igualdad ante la Ley. Y ante leyes justas que no violen los derechos naturales
del individuo. Será posible el fin de la impunidad, el rápido, justo, proporcional, y ejemplarizante castigo. Una revolución liberal, que reconstruya
desde sus bases todo el edificio jurídico, y con él, la estructura del Estado. Es la única forma de encarcelar los
malandros, desde los funcionarios corruptos, y sus asociados privados, pasando por los delincuentes comunes, hasta los malandros “niños
ricos” ¿TRIBUS
JUDICIALES DE QUINTA? La revolución neo-izquierdista no
podía siquiera tolerar la posibilidad de que su asesinado héroe, el fiscal Camilo Anderson, estuviera vinculado con una banda
de vulgares extorsionistas. El brutal atentado terrorista contra el hombre conducía las investigaciones judiciales de mayor
importancia política para la administración, condujo a transformar sus exequias en un acto proselitista que se inició con
la Orden del Libertador, post morten, y concluyó con un mitin. Si no fue extraño para el paleo-izquierdismo socialdemócrata,
y menos para el paleo-comunismo leninista, el capitalizar políticamente los cadáveres. ¿Podía serlo para un neo-izquierdismo
que ha fusionado ambas en una nueva ideología servil “integrada” e “integral”? El problema empieza, primero con
las denuncias sobre la presunta “aparición” de más de mil millones de bolívares en efectivo, y de algunos cientos
de miles de dólares, y se complica con las presuntas filtraciones de información sobre una red de extorsionistas, que habría
cobrado ingentes sumas a banqueros y otros empresarios, firmantes del decreto del brevísimo gobierno -teóricamente absoluto-
de Pedro Carmona Estanga. El revolucionario ministro del Interior,
Jesé Chacón, tras mencionar indicios de existencia de tales extorsiones se apresuró a aclarar en la prensa: "Yo jamás he dicho
que existen indicios que vinculen al fiscal Anderson a los grupos de extorsión. Fui bien claro en mis declaraciones del martes,
donde dije textualmente que existían indicios de un grupo de abogados que -dada su relación con el fiscal Anderson- utilizó
esta relación para extorsionar". Es difícil decir que sería
peor: Que el fiscal estrella de la revolución tuviese a su alrededor una banda de extorsionistas, operando a plena capacidad,
sin llegar ni a sospechar del asunto. Que es tanto como decir que era un idiota incapaz. Y eso si que es evidentemente falso.
O que estuviera involucrado. Obviamente, la revolución necesita aferrarse a la primera, pero aún eso implicaría algo que, como simple posibilidad, es espantoso para una revolución que ha hecho de la corrupción
de sus predecesores una de sus banderas políticas insustituibles. La mera sospecha de que en el corazón del sistema
de justicia, en la fiscalía misma, pueden existir, ¿redes de extorsionistas, terrorismo judicial, tribus de abogados, políticos
jueces y fiscales?, Dejan a la revolución como “más de lo mismo” de la “cloaca judicial” poblada de
presuntas ratas agrupadas en “tribus judiciales” durante la “cuarta
república”. EL PODER
Y LA INFLUENCIA Pareciera no tener relación. Pero
si vemos las causas. Lo que llama la atención sobre el presunto asesinato de Rafal Vidal. Es que el presunto asesino es señalado
de un intento de asesinato aún peor. Del que, de ser realmente culpable, habría quedado, hasta ahora, impune. Hace cuatro
años, habría usado una camioneta modificada con cauchos gigantes, para pasar por encima de otro vehículo, en la misma vía
en que muere Vidal, producto de la colisión. Llamativo que luego de destruir aquel vehículo, y herir gravemente a sus ocupantes,
es señalado de “regresarse” y pasar por encima del vehículo nuevamente, a fin de rematar a sus victimas. El
presunto aspirante a asesino múltiple, ha sido señalado como presunto contrabandista
de vehículos. Sin detenernos a considerar la infinidad de violaciones a la Ley y Reglamento de transito terrestre. Y ni siquiera
se le ha retirado la licencia de conducir. Es cosa de los tribunales, determinar
si todos estos alegatos son ciertos, y de serlo, castigar al criminal. Juzgar y condenar no es cosa de los medios de comunicación.
Pero ciertamente llama para la reflexión el grado de impunidad de que habría disfrutado, hasta ahora, el acusado, de ser cierta,
apenas una parte de los alegatos. Y llama más la atención que las presuntas amenazas de muerte contra los familiares de su
victimas anteriores. Ocurriesen, según el abogado de los mismos, en las instalaciones de la Alcaldía de El Hatillo. La verdad
es que se señalan diversos delitos, con sistemática reincidencia. Desde faltas y delitos menores, en materia de transito,
pasando por el contrabando, hasta el intento de asesinato múltiple, intimidación, lesiones. ¿Si los alegatos fueran todos
ciertos? ¿Que tan extendida corrupción, local y nacional, ejecutiva y judicial, y de cuantos funcionarios malandros
se requirió, en el abuso de poder, para que tal criminal reincidente, NO tuviese el menor castigo por alguno de sus múltiples
delitos? CONTROLAR
EL PODER |
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