www.guillermordriguez.net Otra vez la vieja historia: Nuevo año en las finanzas públicas socialistas |
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La diferencia entre
la revolución neo-izquierdista y el paleo-izquierdismo socialdemócrata, es que la primera pretende llevar hasta sus últimas
consecuencias lo que la segunda pretendió dejar a medio camino. El paleo-izquierdismo siempre fue ambiguo con la
libertad personal y la propiedad privada. El neo-izquierdismo es claro: En materia de libertad personal desarrolla leyes para
obligar a la totalidad de los estudiantes universitarios del país (de universidades públicas o privadas) a trabajar, obligatoria
y gratuitamente, en lo que el gobernante, ordene y mande... hasta por un año... por ahora. En materia de propiedad privada
el esfuerzo por sustituirla, a como de lugar, por la propiedad estatal manejada por cooperativas tuteladas desde el gobierno,
no es menos claro. En fin... en la medida que la teoría se transformase en práctica, poco a poco, veríamos como ciudadanos
libres serían transformados en una especie de nuevos siervos socializados, con apoyo, no tácito, sino activo, organizado y
electoral, de la mayoría de los neo-siervos al sistema. O al menos con la mayoría de los que efectivamente votan, a favor
en contra. Después de todo, cuando la democracia deviene en poder ilimitado de la mayoría, sin respeto por los derechos
naturales inalienables de cada individuo, el que calla otorga... sus derechos individuales inalienables. Aunque la verdadera “trampa” ideológica, es que en la hora de la “consulta” sea “eso”
lo que NO que se pregunte nunca, y muchos callen por falta de alternativa por la cual “expresarse”.
Lo curioso es que el proyecto político neo-izquierdista, de construcción de una economía neo-comunista,
se monta sobre la repetición y ampliación de las prácticas financieras del pasado socialdemócrata. Practicas que
ahora se usan con propósito enteramente nuevo: Seguir y completar, la muy “puntofijista” y muy fracasada “democracia
social”, hasta sus últimas consecuencias en todos los ámbitos. Veamos como avanza la cosa. Y lo que cabría hacer para empezar a desandar en camino del empobrecimiento, cuyas
consecuencias tenemos ya 30 años sufriendo, pese a que ahora nos informan que deberíamos recorrerlo, “hasta sus últimas
consecuencias”. El presupuesto del 2005, además de potencialmente deficitario, luce puramente “referencial” por
el solapamiento de funciones de los entes públicos que está caracterizando la administración revolucionaria. El presupuesto
estará en el orden de los 69,3 Billones de bolívares (36.000 millones de US$ al cambio oficial actual. Pero si las prácticas
presupuestarias de la administración se mantienen intactas como es previsible,
ya que esto es indispensable para "profundizar la revolución", se puede esperar que los gastos excedan considerablemente los
montos estipulados en la nueva Ley de Presupuesto. En el 2004, supuestamente el gobierno iba a desembolsar 49,9 billones de
Bs. (De acuerdo a la Ley de presupuesto), pero según Rodrigo Cabezas, presidente de la comisión de finanzas, el presupuesto
“causado o realizado ese año, (...) estaría por una cifra de 57 billones de bolívares".
Como es un problema recurrente y creciente, podemos estimar, que en condiciones favorables el presupuesto real del
año en curso, que Cabeza llamará “causado” debería estar en el orden de los 70 billones de bolívares. Lo confuso de las
partidas y la práctica de “confundir” las funciones de los entes públicos, implica que el verdadero gasto resulte
indescifrable, pues es imposible determinar realmente cual es el uso de las partidas de un documento de 2.500 páginas,
si los diferentes entes públicos están sistemáticamente abocados a funciones que sería de otros entes públicos, en sistemas
de “emergencia” permanente. El presupuesto, no pasa de ser una referencia apenas aproximada, en una país en que
una petrolera estatal publicita que se ocupa directamente de las misiones, y el FOGADE, publicita que se ocupa de formar microempresarios.
Sería como si mañana por contrapartida nos informaran que el gabinete “social” ahora manejará el petróleo, o el
INCE se ocupará de garantizar los depósitos bancarios. El desorden presupuestario
en manejo del Estado venezolano podría calificarse de “estructural”, pues se corresponde con la estructura de
un Estado desbordado y descuidado de sus funciones naturales. Pero también se corresponde con la “estructura”
ideológica y jurídica revolucionaria, cuando la revolución neo-izquierdista intenta desarticular la
legalidad paleo-izquierdista desde adentro, por el curioso expediente de llevar las ideas en que aquella se sostenía hasta
sus últimas consecuencias. Así que es absolutamente ocioso elucubrar sobre el gasto militar, en comparación con el
mal llamado, gasto social, porque en semejante escenario, es inútil comparar lo que se dedica al presupuesto militar, con
otras partidas. Si entendemos que gran parte de la frontera limita con un país en una suerte de prolongada y peculiar, aunque
sangrienta y costosa, guerra civil, quizás no sea suficiente el presupuesto militar. Ahora, lo importante no sería comparar
el total del presupuesto militar, respecto de otras partidas, sino cuanto de ese presupuesto se emplea para funciones propias
de la Fuerza Armada y cuanto para cosas que, como los mega mercados, si acaso fueran una función pública, no serían un asunto
de las fuerzas de defensa. Educación, es una de las áreas que resulta muy difícil rastrear en el presupuesto, el peso de las Misiones,
e imposible rastrear el de otros programas que no están claramente presupuestados, por el solapamiento de funciones. La verdad
es que sin entrar a discutir hasta que punto la prestación directa de servicios educativos estatales es ineficaz en donde
quiera que se practica. En nuestro caso, una parte del sector público de educación puede tener insuficiencias presupuestarias,
y en otro, que no vemos en el presupuesto como educación, puede presentar una abundancia “comparativa” de recursos. Ahora que todo este festín de desordenes presupuestarios, se sustenta en los coyunturalmente altos precios
del petróleo, sólo es festín en la medida que el ingreso gubernamental externo es coyunturalmente alto. Pero no nos equivoquemos,
ante una “banca internacional” que fue capaz de prestar al Estado argentino, muy por encima de su capacidad predecible
de pago de corto, mediano y largo plazo. Aún en un hipotético escenario de precios petroleros deprimidos, quien gobierne
Venezuela puede acudir ampliamente al endeudamiento para mantener el desorden “funcionando”. Y es desafortunado, ya que a menos que se aprovechen los altos precios del petróleo para reducir significativamente
el impacto del servicio de la deuda en nuestros presupuestos, pagando buena parte del capital adeudado, las amenazas futuras
al bolsillo de la población que se están gestando en una repetición devaluada del estilo “Saudita” de manejar
una, por lo demás muy relativa, bonanza de precios petroleros, no las pagarán los pocos que tomen hoy las decisiones,
sino los muchos que están siendo sistemáticamente desinformados al respecto. Los presupuestos venezolanos de los últimos años, están signados por el enorme peso que sobre el ingreso ordinario
representa el pago de intereses de la deuda pública interna y externa. Si bien las condiciones del mercado petrolero son de
precios establemente altos, y no cambiarán en el futuro cercano, pues han sido definidas por el incremento sostenido de la
demanda de economías en franco crecimiento, con China e India, a las que se deben sumar otras que liberalicen razonablemente
la inversión, eso no significa que para un mayor plazo, los precios no bajarán nuevamente. En las condiciones actuales, la capacidad de endeudamiento del gobierno se ve especialmente favorecida, y si
se endeuda ahora, con altos precios petroleros, un tipo de cambio oficial artificialmente bajo, y fuertes distorsiones producto
de la inflación interna y la sobre regulación burocrática de la economía, lo que se estará garantizando es un más profundo
“colapso” futuro de las finanzas públicas. Pero lo grave, es que la experiencia nos muestra que aún en un escenario
menos “auspicioso” le sería posible endeudarse ampliamente, precisamente para disfrazar lo poco auspicioso del
escenario. Algo como calcular el tipo de cambio del presupuesto en el orden en ordenes de 20 a 24 dólares, para usar la
diferencia con el precio previsiblemente real en “rellenar” el Fondo de Estabilización, no sería sino cumplir
con el objetivo, propósito y razón del dicho fondo. Eso no es una propuesta, es una obviedad, pues lo contrario sería decretar
de hecho la desaparición del Fondo de Estabilización, cosa que no es para descartar, de una u otra forma, pues no es un instrumento
que encaje en la visión neo-izquierdista de la planificación central de una economía tutelada. Lo adecuado sería estimar el precio, a efectos del presupuesto, mucho más abajo, en mucho menos de 20 dólares,
y crear un fondo de rescate y pago del principal de la deuda externa e interna. Eso, se puede hacer paralelamente con el Fondo
de Estabilización, y permitiría aprovechar la bonanza petrolera, que durará algunos años, pero no será eterna, para pagar
deudas, de una vez, lo que garantizaría reducir significativamente el impacto que el pago de intereses tiene sobre los presupuestos
ordinarios. Hasta un 40% de los
ingresos ordinarios de algunos presupuestos se han ido en el servicio de la deuda pública, y ese es el primer problema que
hay que resolver, pagando capital para reducir la deuda realmente, en momentos bonanza petrolera, si es
que se pretende un manejo serio de las finanzas públicas. Empezar
realmente a pagar la deuda y prohibir el nuevo endeudamiento, sería en materia presupuestaria un punto importante, un punto
de inflexión que habría de acompañarse de todo un conjunto completo de acciones para desandar rápida y ordenadamente el camino
del empobrecimiento. Sería un importante principio... y sólo un principio.
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