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Intercambiamos socialismos en 40 años... O creamos hoy la alternativa liberal, capitalista y popular














Guillermo Rodríguez G.





3erPolo
















Si (como piensan los socialistas) la tendencia natural de los seres humanos
es tan mala que no resulta seguro permitir la libertad de la gente,
¿cómo es que la tendencia de estos organizadores es siempre tan buena?
Frederic Bastiat

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Deseos no empreñan, y esperar que el eventual e inevitable desgaste de la ineficiencia y empobrecimiento en que terminará el festín izquierdista de hoy, permitan cambiar este socialismo chavista, por otro socialismo hoy opositor... Es lo mismo que apostar por que la corrupción e ineficiencia del izquierdismo socialdemócrata de la adecocracia sería finalmente derrotado, pero por otra izquierda... Eventualmente ocurriría, pero es apostar por el intercambio, que al final es lo mismo, y en unos... Digamos por la experiencia previa... ¿40 años?. Eso es el 2021 todavía para Rosines. Si ella quiere para entonces... Y si no quiere. Para quien designe el supremo líder histórico. Hoy presidente en funciones.

Pero hay otra alternativa. Que si bien requiere de trabajo y paciencia, es de años, y no de décadas. Sólo que para entenderla y tomarla, hay que entender realmente dónde estamos parados. Como llegamos aquí. Y que no hay tercera alternativa en el terreno de la realidad. Porque como dije al empezar... Deseos no empreñan.

 

ANALICEMOS ENTONCES

 

La revolución bolivariana es una combinación, internamente coherente, profundamente anti-productiva, y teóricamente Maltusiana, de ideas muy “de última moda” intelectual, combinadas con algunos enfoque clásicamente heterodoxo del marxismo. Creo que los liberales debemos denominar eso neo comunismo. De hecho es parte importante de un movimiento global al cual suele llamarse nueva izquierda.

Pese a que no niego que el proceso bolivariano es profundamente democrático, en la medida que la democracia es, simplemente un método para elegir entre opciones, en que se da opta por la que tenga la mayoría de los votos. Sin importar cual sea o no la más razonable, verdadera o conveniente. Me impresiona lo coherentemente que el Presidente en Funciones, en su calidad de jefe supremo de la revolución ha sido muy claro en explicar que democracia participativa y protagónica, a efectos internos de la coalición de partidos que le obedecen, es que todos sus partidarios voten por los candidatos que él designe, en su revolucionario, buen saber y entender. Y que al que no le guste “se puede ir con los escuálidos”.

Y me impresiona, porque la mayor parte de los que dicen ser “la oposición, no se han sumado en el esfuerzo político por impulsar, ideas, propuestas y proyectos, tan revolucionarios, como diametralmente opuestos a los de la esa revolución chavista.

No creen estos “opositores” que la prosperidad, la justicia, y la dignidad misma del ser humano, son inevitablemente contrarias a toda forma de pensamiento colectivista y/o estatista. No han notado que no tiene función alguna en una oposición ideológica y eficiente al chavismo, la izquierda, ni aún la que se asume demócrata. No sirven ni de “defensores de los derechos humanos” porque mal puede defender los derechos humanos quien arbitraria y malignamente se especializó en negar derechos naturales fundamentales, y a inventarse inexistentes  e imposibles “derechos sociales o ambientales” con el único fin de mediatizar y destruir la libertad individual. Tampoco sirven para defender los derechos humanos, ni conservadores demócratas, y menos aún los serviles, del signo que sean.

Como lo que enfrentamos es una nueva y “agiornada” izquierda exitosa. A estos izquierdistas “opositores” hay que decirles la verdad. La única forma de derrotar la revolución neo comunista democrática, es con una revolución capitalista liberal. Y a los que no les guste, “se pueden ir con su comandante”. El día que hagamos eso, será el primero de los que conduzcan a la victoria final. Mientras no llegue ese día, seguiremos de derrota en derrota.

 

LO QUE NO HAY MISIÓN QUE SOLUCIONE

 

Como sociedad, cada año producimos menos riqueza que el anterior. Nos hemos empobrecido, y mucho. Cada año el gobierno es más grande, más costos, y está más endeudado que el anterior. Inflación, devaluación, miseria, delincuencia, desempleo, insuficiencia en servicios públicos tan básicos como las cloacas. Exceso de gobierno para gastar en lo que no es función del gobierno, y falta de gobierno para la seguridad y la justicia. Esos son los problemas de la gente. Y la mayoría de la gente no ha identificado correctamente las causas. Sólo sufre las consecuencias. De hecho algunos tienen tan mal identificadas las causas que las confunden con las soluciones.

Solución sería, especialmente ahora que el precio del petróleo es circunstancialmente alto, y que las circunstancias tienen visos de no cambiar en el corto plazo:

 

Pagar la deuda pública liquidando el 50% de los activos mercantiles del Estado. Lo que implicaría, “adicionalmente” duplicar el ingreso fiscal petrolero

 

Dedicar la mayoría del presupuesto para seguridad, justicia y obras públicas.

 

Dedicar el resto del presupuesto para salud, educación y asistencia social básicas.

 

Ningún presupuesto público para otra cosa diferente. ¡Y nada de gasto público “no presupuestado”!  Prohibición constitucional del endeudamiento que supere el 5% del presupuesto. Con las mayores sanciones civiles y políticas.

 

Lo he dicho antes, y lo seguiré diciendo. Porque es eso. O un nuevo colapso de deuda impagable y “ajuste fiscal” en algún futuro indeterminado, de seguir con las políticas actuales, de bonaza artificialmente inducida e insostenible en el tiempo.

 

¿ESO ES NEOLIBERALISMO?

 

No, si por neoliberalismo entendemos el conjunto completo de políticas de un gobierno como el de Menen en la Argentina, y en menor grado el de CAP II, entre nosotros. Hay una diferencia critica. El problema con los neoliberales es que ni son nuevos, ni son liberales. Son estatistas ligth, socialistas ligth. Venden activos, pero no pagan las deudas. Y en lugar de reducir el gasto lo incrementan. Así, sus mecanismos antiinflación revientan y la población paga los platos rotos en un futuro indeterminado. Es lo mismo que con los socialistas, pero de otra forma. El mismo musiú, con diferente cachimbo.

 

Los liberales libertarios proponemos limites reales del gasto y el endeudamiento. Y sobre todo pagar la deuda. De hecho nuestras propuestas, de reformas legislativas y constitucionales, trasformarían aquellos programas neoliberales en delito.

 

Por lo demás, no se trata de soluciones para el Estado únicamente. Las soluciones para la gente, son la parte más importante de nuestros programas.

 

Capitalizar a la población, distribuyendo el otro 50% de los activos mercantiles estatales, en partes iguales entre los ciudadanos, mediante acciones y derechos intransferibles individuales.

 

Obligar legalmente al gobierno ha destinar lo obtenido de la venta de cualquier activo público actual o futuro, exclusivamente para el pago de capital de la deuda pública existente en el momento de la venta, hasta pagarla completamente.

 

Regresar al patrón oro, como paso previo de la libertad monetaria, impidiendo la devaluación e inflación. Y eliminar todas las trabas y regulaciones contra la creación de riqueza.

 

Claro que como eso es una revolución liberal, en toda línea. Necesitaríamos para adelantarla cambiar no sólo la Constitución  -por el mecanismo que ella misma provee, que es la voluntad de la mayoría- sino crear un nuevo sistema que supere los limites de la división tradicional de poderes, limitando realmente la posibilidad misma cualquier tiranía, incluso, o especialmente, la de la mayoría.

 

Pero entre tanto, hay que avanzar, y avanzar es, desde demostrar con hechos que la solidaridad no es robar a unos para repartir a otros... parte de lo robado. Es compartir esfuerzos creativos, para intercambiar ganando las dos partes. Como cuando se entregan los libros de texto usaos del año anterior, a cambio de los textos, también usados, que se necesitarán en el nuevo año.

 

También avanzar es proponer y defender una iniciativa de Ley, que se puede introducir en la Asamblea mediante la recolección de firmas, para que el producto de la riqueza del subsuelo, se use en un sistema nacional de trasferencia directa a cuentas individuales de capitalización para el retiro, y acceso a los sistemas de salud y educación privados. Eso es combatir la “exclusión”, y “dar poder al pueblo” lo otro es decirle a la gente que el gobierno sabrá “administrar” lo de ellos, mejor que ellos mismos. Que es tanto como llamarlos idiotas. Entender que la gente no es idiota, que aunque se puede equivocar, también aprende de los errores, y que es capaz de administrar lo propio, mejor que los políticos estatistas que siempre terminan dilapidando (y embolsillandose) lo ajeno que se les confía para su administración.. Es el único cambio “cultural” que realmente necesitamos. Y será sólo el principio.
















3erPolo

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