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Leyenda viviente: El sembrador de revoluciones... y devoluciones














Guillermo Rodríguez G.





3erPolo
















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Una página muy especial se suma a la red 3erPolo. Y al verla en nuestras filas, me detengo a pensar. En ocasiones es importante detenerse, y reflexionar sobre la tremenda influencia que algunos individuos han tenido en los acontecimientos históricos. No hablo de lo evidente, es obvio que quienes manejan el poder político, sean los príncipes del pasado o los políticos del presente, y en algún grado los sacerdotes de las grandes religiones en todos los tiempos, pueden tener gran influencia en la historia, si su manejo del poder es tan brillante como el de Alejandro de Macedonia, o Pericles en Atenas, su influencia, en su tiempo, y su peso en la historia, no son algo que se presente a muchas reflexiones. Son evidentes.

Por el contrario, hay individuos no parecen destacarse mucho, seres aparentemente comunes, que podemos encontrar en la esquina, o en la plaza, sin saber que estamos ante alguien cuya influencia, en el devenir de los humanos acontecimientos, pudiera ser enorme.

Maestros y pensadores, conocidos y reconocidos, son una cosa. Mal que bien, los “ubicamos” en Universidades e Institutos de Investigación, encontramos, más o menos, fácilmente sus obras. En fin, sabemos quienes son y dónde. Tampoco hablo de esa categoría de influyentes pensadores. De los que pueden ganar premios Nóbel, imponiendo sus ideas contra corriente, como Hayek. Ni siquiera de los que ven como se les niega y disminuye el reconocimiento por ser sus ideas, tan cercanas a la realidad objetiva, como lejanas de las “corrientes principales” de la autocomplaciente mentira académica, prevaleciente en tantos campos del pensamiento, como Julián Simón. Hablo de otra categoría, a la que pertenecen las leyendas. Pensadores que parecieran la encarnación realista, para nuestra circunstancia, de lo que representa el personaje de Merlín para la leyenda Arturiana. Uno de esos pozos de profunda sabiduría, humanidad y humildad, es mi buen amigo, Alberto Mansueti.

Mansueti, “ese señor del morralito y la camisa a cuadros, es el intelectual liberal más importante de América” es una primera descripción de Mansueti, que dio en una ocasión un líder político del liberalismo libertario Venezolano, como es Domingo Alberto Rangel Mantilla. Y es una buena descripción para una especie de leyenda errante, que ha recorrido el continente, del Rió Grande a la Tierra del Fuego, en autobús. Viendo, y viviendo, lo que no puede aprehender quien sólo lo hace en avión. Del hombre que un día apareció en una importante reunión liberal en México, fustigando liberales, sólo de nombre, para desaparecer de nuevo. ¡Mansueti ha sido visto en Caracas!. Escribió alguien en un Foro de Internet. Antes estuvo en Perú, pocos meses, y deja un partido liberal en formación. Interesante es ver la descripción que nos da, Álvaro Vargas Llosa: “Alberto Mansueti se equivocó de siglo, país y género. Debió ser profeta bíblico, jesuita salamantino, calvinista helvético o fundador de los Estados Unidos. Como no pudo, este argentino errante nos ofrece un libro, La salida, resultado de los meses que acaba de pasar observando –absorbiendo– el Perú. Con la colaboración de José Luis Tapia y el Instituto de Libre Empresa, asegura que “la salida” no es por el aeropuerto, sino por una ruta mucho más transgresora: no una “revolución” sino una “devolución” liberal que derribe el sistema que rige –sofoca– a los peruanos. Propone “apoderar” a los ciudadanos, hoy víctimas del despojo, a manos del Estado y sus satélites, de esos derechos que son nuestra carta de triunfo.”

Ese hombre que aparece y desaparece, Cuyas obras, siempre agotadas, se atesoran en nuestras bibliotecas, y comienzan a regarse en fotocopias y citas de Internet, como los panfletos imparables de algo que se desespera por nacer. Desesperación que me sorprendió en el grafiti de la pared de una –definitivamente izquierdizta ortodoxa- Universidad en que de pronto Leí un desesperado, (y pensé primero, ¡oh ingenuo de mi!, poco comprendido) VIVA MANSUETI. ¿Poco comprendido y lo borraron en menos de ocho horas, dejando intactas el resto de las “grafiterias”. En nada es poco comprendido, ni desconocido para el contrario, el Mansueti con quien acompañé (en los '90) la caída de un partido liberal, miserablemente traicionado en la Venezuela de los ´90.  Periodista, director de revistas, abogado, “encuestologo”, político y asesor político. ¿Que hace este hombre para causar tanto escándalo en donde quiera que se discuten sus ideas? Me preguntaba una buena amiga española... muy “progre” ella. Pues pensar lógicamente, porque en los tiempos del absurdo, la destrucción de la filosofía, la negación de la realidad y la de-construcción del lenguaje, no hay nada más escandaloso que la verdad, especialmente cuando se le presenta llana, simple, y en estilo “panfletario”. Y eso es Mansueti. No le gustó mi respuesta, como no le puede gustar el irreducible intelectual, al que sólo le interesa quien tiene la razón, sin importarle quien tenga la mayoría... Y que sin embargo ha ido sembrando en este continente la mayoría del mañana. Siembra que sólo logró hacer el que nunca se cansó de  tener razón, pero rara vez se permitió presumirlo más de lo estrictamente necesario. Enemigo de lo políticamente correcto, Mansueti nos dice que si la libertad humana depende de los limites al poder de los gobiernos, y los gobiernos se eligen democráticamente, entonces, por fuerza, la libertad humana depende de los limites de la democracia. Cierto, evidente, lógico... y profundamente desagradable para los demagogos del signo que sea. En sus propias palabras:  Antes se declaraban límites infranqueables los derechos considerados "humanos" del individuo a su vida, propiedad y libertad. Pero después la lista de "derechos humanos" fue arbitraria y ridículamente extendida -y colectivizada-; y se deformó. Ahora ya no son valla sino pretexto para toda forma de intervencionismo estatal.”.

O en las de una María Fernanda Salas, liberal libertaria de 21 años “En el futuro, estoy segura que diremos que la gran aventura política, personal e intelectual de Mansueti, fue sembrar, en los sitios más inesperados, la semilla de los futuros cuadros políticos de la revolución liberal. Y estoy aún más segura, que sólo lo entenderemos plenamente, cuando la nuestra revolución, la que Mansueti adecuadamente llama devolución, triunfe.”

Que puede uno decir más que: Para garantizar el futuro de la libertad humana en este continente, que hoy enfrenta la exitosa avanzada de un neo-izquierdismo novedoso, integral y difícil de entender... Hay que leer Mansueti. Y ahora pueden leerlo en su propia página del 3erPolo. Pero claro, leerlo, es sólo el principio.
















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