www.guillermordriguez.net Soberana tiranía: Lo que se esconde tras "el millardito"
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No creo que alguien dudase
seriamente que Miraflores le pondría la mano al dinero de las reservas. El Banco Central nunca se negó. Reclamó que la cosa
se hiciera en concordancia con la legislación vigente. Que es suficientemente amplia para permitir la destrucción sistemática
e intencional del valor de los ahorros de la población para financiar al gobierno. Si Chávez montó su espectáculo fue para
potenciar sus candidatos regionales. Despertar expectativas, que es casi tan bueno como entregar dinero. Y para comenzar a
presionar para tener mayores facilidades para la emisión inorgánica. SOBERANAS
MENTIRAS Un billete venezolano es
un cheque sin fondos. También lo son los de muchos otros países. Los de la mayoría de los países, de hecho. Pero nos afectan
más personalmente los que se emiten en este. Los nuestros tiene impreso: "pagaderos al portador en las oficinas del Banco".
Y como no será en bolívares de oro, ya que al tiempo que se estatizo PDVSA -indemnizando a sus anteriores dueños- Se expropio
-sin indemnización alguna- todo el oro que respaldaba los bolívares de papel. Ahora acaso los tendrían que pagar en lo
que estén mayormente las reservas del BCV, que es en dólares. Pero ya que los dólares también nos los expropiaron -por ahora-
y en realidad no respaldan los bolívares, porque durante los próximos 100 o 200 años (según el ministro de Industria y Comercio)
no se entregan dólares al portador de billetes de bolívares en las oficinas de ningún Banco. El Ejecutivo ahora quiere emitir
más bolívares, contra los mismos dólares, pero sin devaluar el tipo de cambio oficial. Es tan simple como seguir emitiendo
cheques sin fondos, pero por mayor monto. Sin tanta limitación técnica de un lado, y escondiendo descaradamente la devaluación
del otro. Ni más ni menos. Lo peor es que semejantes
despropósitos tienen apoyo mayoritario. Muchos de quienes hoy lo critican, lo que en realidad quieren es ponerse en su lugar.
Y lo quieren para hacer, más o menos, lo mismo. Y la verdad, la expresión más apropiada para explicar todo este desastre es:¡No
hay derecho!. Sería interesante que el
impenitente citador de frases bolivarianas que preside el destartalado estado venezolano, se detuviese a considerar lo que
opinaba Bolívar de la emisión de billetes sin respaldo metálico. No acusa Bolívar a la población que rechaza los billetes
de falta de patriotismo, sino al Gobierno que los emite de irresponsable y ladrón. Pero esos eran otros tiempos, tiempos en
que la gente entendía que el que un gobierno dijese que un papel impreso es dinero, sólo es cierto si lo cambia por dinero
de verdad en cualquier momento. Y que cualquier otra cosa constituía un robo. SOBERANOS
REPARTOS El Presidente actual, entiende
que el pueblo es soberano y que él es "el pueblo". Lo mismo creía Hitler, pero sólo se creía la encarnación de la voluntad
de todos los Alemanes de supuesta raza aria. Los no arios no contaban. Este en cambio no se limita por criterios tan arbitrarios.
El pueblo son los que el pueblo dice que son, y como el pueblo es él, políticos de cuarta aficionados a la buena vida, las
bellas artes, la extorsión, la corruptela y demás, son los "pata en suelo" que finalmente han llegado para hacer la revolución.
Los "pata en el suelo" que se opongan, son en cambio la más "rancia oligarquía". Por eso se recupera en el sector de la clase
media en las encuestas. Sabe que está rodeado de una clase media y un empresariado que se formó al amparo de subsidios regresivos.
Y se los está dando nuevamente. Sólo a los que son pueblo, que como es algo que solo él puede definir y lo define como soberano. Si el asunto de los mil millones,
fuera un programa de crédito agrícola, el soberano le hubiera ordenado a su mayoría parlamentaria que incluyera y aprobara
el asunto en el presupuesto. A fin de cuentas no menos del 40% del gasto que aparece previsto en tan documento no tiene fuente alguna de financiamiento que no sea el crédito público. Mil millones más o mil millones
menos, en un presupuesto de muchos millones de millones es poca cosa. Pero al soberano le interesa pelear los recursos al
estilo de la lucha libre. Primero deja de incluir en el presupuesto lo que piensa y planea gastar. Programas de crédito agrícola,
universidades bolivarianas, planes de empleo, y cuanta forma de repartir dinero se inventaron los demagogos desde la república
romana. Luego una pelea "desesperada" por los recursos contra un "enemigo" que no se niega realmente a dárselos... Y finalmente
la gran victoria. No es una pelea, es un montaje, una pelea arreglada... es mentira. SOBERANAS
TONTERÍAS El problema no es que la
mayoría elija a quien proclama que la solución está en que los médicos (fue sólo un ejemplo, al final se refiere a todos)
trabajen por sueldos miserables. Todo en nombre de un supuesto humanismo por el que todo se le debe sacrificar al pueblo.
No es raro que piense así, cuando nos explica con grandes vallas quien es realmente "el pueblo". Por eso se reserva personalmente
una partida presupuestaria de ropa que bastaría dotar tres hospitales, es la ropa del pueblo. El millardito del pueblo, la
voluntad del pueblo y la soberanía del pueblo. En la revolución nadie se acuesta con hambre, si Ud. tiene hambre: ¡No se acueste!.
Hablar de legitimidad de ejercicio, de legitimidad de origen, o de limites legales o constitucionales a la voluntad del soberano.
Son soberanas tonterías. No hay tal soberanía. No es el pueblo soberano, como no lo eran los reyes. Quienes inventan soberanías para que alguien
tiranice a otro, no son más que justificadores intelectuales de la tiranía. La única soberanía legitima es la cada ser humano
tiene sobre sí mismo, es la soberanía de la propiedad, y se expresa en arreglos sociales que se desarrollan para la
protección de propiedad. Aún las naciones más desarrolladas y prosperas están muy lejos de aceptar tal principio en su totalidad.
Lo practican más de lo que admiten, pero con serias limitaciones. Por lo que sólo obtienen resultados seriamente limitados.
Por aquí lo practicamos aún menos, y cada día menos que el anterior. Por eso nuestros resultados son cada vez menos.
Pero mientras el de al lado tenga algo más que sus vecinos, y alguien le prometa a la soberana mayoría quitárselo para repartirlo,
viviremos bajo la permanente amenaza de la tiranía soberana. Que cada uno entienda y defienda su soberanía individual requiere
defender la de todos. Esa es la revolución que necesitamos, la que derroque los soberanos absolutos para no poner a nada ni
a nadie en su lugar. La del estado como simple y exclusivo garante de soberanía de cada individuo sobre si mismo. Pero eso
es sólo el principio. |
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