www.guillermordriguez.net La gente o el gobierno: ¿Quién pagará el próximo ajuste fiscal?
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Es injusto acusar a
los políticos venezolanos de ambición de poder, a fin de cuentas, cada vez que están frente a una solución para un problema
de su competencia, encuentran que "no se puede", por razones políticas, institucionales y jurídicas. Esto es peor hoy que
ayer, porque Venezuela se encamina a un nuevo ajuste fiscal, aún más severo, que los de décadas pasadas. Es inevitable, porque
el gobierno nacional cuadruplicado una deuda interna insostenible, al tiempo que intenta adelantar presupuestos pidiendo prestado
el 40% de un gasto que adicionalmente queda muy subestimado en el papel... que aguanta de todo No se puede controlar
el gasto porque el aparato del Estado asume deudas, obligaciones y compromisos para los que no dispone de recursos, pero a
los que está obligado por cosas tan sagradas como la Constitución, las leyes, los acuerdos internacionales, los reglamentos,
los decretos, las ordenanzas y las decisiones vinculantes de la Asambleas de Ciudadanos. Nuestras leyes establecen claramente
que si ustedes y yo nos reunimos a discutir el problema del alto costo de la pintura para fachadas... y nos declaramos en
Asamblea de Ciudadanos, podemos decidir que sea el gobierno el que nos la pinte, y eso "es vinculante". El que ninguna instancia
gubernamental piense usar tales vinculantes disposiciones como algo diferente del papel sanitario, no implica que no esté
ahí la raíz de nuestros problemas. Hay infinidad de instancias burocráticas, más o menos autónomas, cuyas decisiones de gasto
"si son vinculantes" para el presupuesto público. Si el ciudadano presidente
de la República anuncia que montará una nueva universidad en el sitio desde el que trasmite su programa de radio y televisión,
la decisión es tan "vinculante" como la firma de cualquier burócrata en un contrato colectivo para el que tampoco hay recursos.
En el Ministerio de Finanzas, tienden a enterarse tarde y mal de todo lo que tienen que "financiar". Y al respecto los ministros
"no pueden" hacer nada. Y
EL PODER DE METER LA PATA Claro que anteriores
gobiernos usaron más de una ley como papel sanitario, y el presente, está más que dispuesto para emularlos desacatando decisiones
judiciales, cerrando tribunales molestos, usando recursos legalmente asignados a un fin para otro, despidiendo trabajadores
sin pagar prestaciones... por ahora. Pero al final es la voluntad de hacer lo que le da la gana al manda más... por encima
de las leyes y reglas que el mismo manda más se ocupó de inventarse. Las leyes y reglas son para los demás, o eso parece.
Al final, nuestros manda más, necesitan de cierto apoyo, el de las masas, el de las mesas, el de las misas... y el de los
cuarteles. Cada paso dado para comprar algo de apoyo en una parte de los anteriores,
es muy costoso, y muy que les pese, lo pagaron, lo pagan y lo lo pagarán.. El problema de todo
esto es y ha sido siempre el de los "intereses creados", el de quienes logran vivir del presupuesto público, y vivir bien,
y el de quienes aspiran a lo mismo... que han hecho mayoría, hasta ahora. Como en todas partes
se cuecen habas, la industria petrolera no es muy diferente al resto del Estado. Cuando era privada pagaba poco más de 50%
de impuesto y hoy paga bastante menos de 25%. Si el petróleo es la fuente principal de ingresos de un estado que gasta más
de lo que le ingresa, y estamos en medio de una profunda recesión, tras cuatro años de caída del producto nacional, a lo que
debemos sumar más de 20 años de inflación y devaluación que empobrecieron a la inmensa mayoría de la población. Es obvio que
la respuesta no podrá estar en un "ajuste fiscal" clásico, con más aumentos de impuestos y regulaciones a la población, y
cambios cosméticos en el aparato del Estado, que dejen la fuente del gasto igualita. Hay que bajar significativamente
la deuda pública... es decir, hay que pagar capital para no seguir pagando intereses y hay que reestructurar el aparato estatal
para que los burócratas y los recursos se dediquen a producir seguridad, justicia y obras públicas, en lugar de entrabar la
economía. Pero todo ello cuesta caro. Del otro lado, hay que vender activos mercantiles del Estado, como industrias en Guayana
y acciones de las filiales internacionales de PDVSA, ya que todo eso produce los recursos necesarios sin sacrificar a la población.
Así, se puede lograr algo de equilibrio inicial, para luego terminar de vender el 50% de PDVSA a fin de liquidar deudas y
entregar el 50% restante a la población, entregando una acciona cada venezolano. No menos importante sería el transferir a
la población la propiedad del subsuelo, el espacio radioeléctrico y otros activos de la nación, mediante derechos de propiedad
vitalicios e intransferibles. Primero hay que exprimir
al Estado para pagar deudas y resarcir a la población del robo sistemático de dos décadas de devaluación e inflación estatista,
y quitarle el poder de crear dinero inflacionario, al tiempo que nos provee de seguridad y justicia eficiente con impuestos
bajos. Luego, si la mayoría de nuevos propietarios quiere pagar más impuestos, podríamos hablar de "otros" servicios públicos. |
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