www.guillermordriguez.net Las antenas de Globovisión... O no puede existir libertad sin propiedad
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Los derechos humanos
se pueden resumir en: Vida, Libertad y Propiedad, y todo intento
de limitar o suprimir tales derechos es una forma de tiranía. La igualdad "per
se" no es un derecho, pero la igualdad ante la ley es un derecho básico porque sin ella no se pueden proteger la
Vida, libertad y Propiedad. Y la ley, (sin importar lo democráticamente que haya
sido sancionada), no puede limitar los derechos humanos en nombre de ideas artificiosa y tiránicas de lo que "deberían"
ser los derechos humanos. La vida y la libertad, como
derechos humanos, no suelen ser mediatizadas ni limitadas significativamente en las leyes que se sostienen en la voluntad
de la mayoría, la propiedad en cambio ha sido el punto débil sobre el que se han concentrado todos los ataques, así el resultado
es que limitando el derecho de propiedad, se limita la libertad y la vida. LA
TIRANÍA CONSTITUCIONAL Desde que salió de la cárcel,
indultado por un gobierno débil, luego de su fracasado intento de golpe de estado, la "encarnación"
telúrica del pueblo mismo se dedicó mantenerse escrupulosamente "dentro" del marco legal y constitucional. Usó las herramientas
de la política electoral para llegar al poder, en poco tiempo, modificó la constitución y las leyes con la sanción mayoritaria
de los votantes, asumió un poder personal creciente y colocó la vida, la libertad y la propiedad de todos, y cada uno, bajo
el control absoluto de su voluntad, ejercida a través de un aparato estatal completamente sumiso a sus deseos, y con
un marco legal que establecía que eso era el estado de derecho sancionado por la mayoría. No me refiero a Hugo Chávez,
sino a Adolfo Hitler, quien no cometió la más mínima violación de las normas de la democracia y el estado
de derecho, y estableció una dictadura absoluta, dentro de la ley y por la voluntad de la mayoría. Al Ciudadano presidente constitucional
de Venezuela le falta aún un trecho largo y espinoso para emular los logros totalitarios de aquél canciller alemán. Son muchos
los que lo han intentado y la mayoría a tenido que conformarse con alguna forma de autoritarismo limitado. El establecer
un gobierno totalitario es un desafío enorme. Pero el hacerlo, dentro de la ley, puede ser más simple (aunque más lento) que
intentar mecanismo de ruptura violenta de la institucionalidad. Pero algo que no se puede olvidar es que la tiranía
totalitaria se puede establecer "dentro" del estado de derecho y por medios absolutamente democráticos. EL
PUNTO DEBIL La razón por la que es posible
tal amenaza es que la única limitación del poder de hacer leyes en nuestra democracia, es la ley misma, sujeta a todos
los cambios que la voluntad de la mayoría desee, con la única condición de que los lideres de esa mayoría tengan
la paciencia necesaria para seguir ordenadamente los mecanismos formales de la democracia representativa. La mayoría,
para sancionar la tiranía totalitaria, no necesita declararse en contra de la Vida o la Libertad. Únicamente tiene que limitar
la propiedad, ya que si uno es libre, tiene derecho ilimitado a todo aquello que produce, pero si ese derecho está
limitado por la voluntad de otros, uno no es libre. Y su uno no es libre no es dueño de su propia vida. La mayoría de los
venezolanos que se sintieron, rabiosos e impotentes, por el abusivo empleo de la reglamentación de uso del espectro radioeléctrico,
en contra de la Televisora Globovisión, no se han sentido afectados por las claras limitaciones de su derecho de propiedad
en las últimas constituciones venezolanas. Ese es el punto débil, porque todos considerarían una barbaridad
que la constitución dijera que el derecho a la vida o a la libertad, estarán limitados, entre otras muchas cosas, por causas
de utilidad pública. Pero como la vida, la libertad y la propiedad, son indivisibles
como derechos humanos. Todo poder del Estado para limitar alguno, los limita todos. No habrá libertad de expresión
en Venezuela en tanto el Estado pueda afectar la propiedad de quien tal derecho ejerce, es por ello que tenemos que luchar
para cambiar todo el marco jurídico vigente. No sólo para que unos funcionarios no tengan el derecho de "incautar" las antenas
de microondas, o cualquier otra propiedad, sin importar la razón. Sino porque algo que es tan necesario para
la libertad de expresión, como el espacio radioeléctrico, no puede ser un monopolio del Estado. Si
no entendemos eso, nunca seremos libres. |
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