www.guillermordriguez.net El misterio de los bonos... o los bonos del misterio
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El gobierno
se compra sus propios dólares a mil seiscientos bolívares para cambiar títulos de deuda externa cercanos al vencimiento- por
nuevos títulos a mayor plazo. El ministro
de Finanzas explica claramente su impecable diseño financiero de la operación, por la que logra que los inversionistas le
camben bonos de cercano vencimiento y alta tasa de interés, por otros de menor tasa de interés y vencimiento lejano. Si Venezuela
es un país de alto riesgo, en medio de una gran inestabilidad política, con inflación y desempleo crecientes, y un déficit
que se puede estimar cercano al 40% del presupuesto. ¿Cómo es que el genio del ministro logra tal cosa? POR
UN PUÑADO DE DOLARES La cosa funciona
así, el gobierno emite bonos en dólares, con una tasa de interés baja más o menos, pero considerando al emisor baja- y los
coloca al 100% de su valor facial sin descuento, lo único que se gana es la baja tasa- y los inversionistas locales se desgañitan
por comprarlos. ¿Por qué? Porque se los venden en bolívares a la tasa oficial de mil 600 por dólar, solo por eso. El gobierno
se da media vuelta y le compra al BCV los dólares a ese mismo tipo de cambio y con eso recupera los otros bonos cercanos a
vencimiento. Hasta aquí, el gobierno lo que hace es sacar más dólares del BCV usando menos bolivares de los que hubiera necesitado
si no hubiese decretado poco antes un control de cambios. El gobierno esta en campaña y en campaña no se devalúa...
que se joda el BCV. EL
TERCER DOLAR Es de suponer
que los bancos que compren los consabidos títulos deberán venderlos, a menos que se cambien los reglamentos sobre el porcentaje
de títulos en moneda extranjera que pueden mantener en cartera, y sobran compradores, incluso vendiéndoselos a más del 100%
-con recargo en lugar de descuento- siempre que los puedan pagar con bolívares a la tasa oficial. Para eso sobran compradores. Vender los
mismos títulos a inversionistas que los paguen con dólares obvio e inmediato objetivo del comprador local- es otro cantar,
pero no tiene más que ofrecerlos con un significativo descuento que en la práctica es como dar mayor tasa de interés- y en
algún punto resultaran atractivos para alguien. Si el titulo
se vende en dólares con descuento y se compra en bolívares a valor facial, el tipo de cambio real del titulo, bien dado por
la cantidad real de centavos de dólar que se pueden obtener por cada dólar teóricamente comprado a mil 600. Así funcionaba
el recordado dólar brady¨ del último control de cambio punto fijista. La cosa
es que esto, hasta ahora, es de una sola vez y se acabo lo que se daba. TODO
SIGUE IGUAL Lo único que se ve aquí es más del correr la arruga, pagando deuda vieja con deuda nueva, y
si alguien me dice que la tasa de la nueva es menor, le recuerdo que mucho menor hubiera sido si el gobierno hubiera devaluado
en proporción a su déficit presupuestario. Lo que no se
paga hoy, se paga mañana con creces, y así como la deuda interna se ha transformado en una bola de nieve de intereses, esta
conversión representa un perdida importante que recaería sobre el BCV, pero que al final pagaremos todos con futuras devaluaciones
inflacionarias. Todo
efecto positivo de estos arbitrios es de corto plazo, es parte de un esfuerzo de campaña que implica más gasto de corto plazo
contra crédito a largo plazo. LOS
PLATOS ROTOS DE LA IZQUIERDA Al afirmar
que la devaluación en Venezuela es una transferencia de valor de la gente al Estado, lo que se dice es que siendo PDVSA -la
fuente fundamental de divisas en Venezuela- propiedad del Estado, cuando los gobiernos gastan de más que para gobiernos izquierdistas
es lo mismo que formular u presupuesto- pueden devaluar para cubrir su déficit de moneda local. Generalmente vemos que el
gasto es en bolívares y el ingreso en dólares. Ahora que si vemos al gobierno ¨de turno¨ concentrado en el problema de pagar
una deuda en dolares. ¿De que le serviría devaluar en ese caso? Teóricamente de mucho, más bolívares por dólar implican no
solo gastar más bolívares internamente en el cortísimo plazo, antes que la inflación nos alcance, sino que por reversa significa
disponer de más dólares. La cosa se
complica si el gobierno tiene razones coyunturales para no devaluar, por ejemplo la cercanía de tres o cuatro eventos electorales
que es el caso presente- pero la cosa se simplifica si entendemos al gobierno ¨de turno¨ principalmente como el ejecutivo
y lo separamos a efectos del corto plazo- de aquellas instituciones más o menos independientes, como el BCV. |
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