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Vamos de mal en peor: ¿Podríamos mejorar insistiendo en lo mismo?














Guillermo Rodríguez G.





3erPolo
















 
"Los derechos individuales no están sujetos al voto público;
una mayoría no tiene derecho a votar la derogación de los derechos de una minoría.
La función política de los derechos es precisamente la de proteger a la minoría
de la opresión de la mayoría" 
Ayn Rand

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La inevitable respuesta es NO, no podemos mejorar insistiendo en lo mismo porque tras una década completa de revolución chavista, estamos hoy mucho peor y a punto de comenzar a constatarlo en el día a día por el fin de otra bonanza petrolera nuevamente desperdiciada. Y la razón por la que estamos mucho peor, hoy que hace diez años es que no hubo ninguna ruptura de fondo con el pasado contra el que torpemente la mayoría de electores votó por Chávez una década atrás. Muy por el contrario de las intencionadas apariencias, y tan falsas como folclóricas promesas, la verdad es una sola: La revolución chavista no es más que un “remake” de la revolución adeca, la de octubre del ´45. Mismas ideas, mismos procedimientos, mismos resultados. Destrucción material y moral de vidas y haciendas, desarticulación progresiva de la República, involución hacia la anarquía. Si tomar veneno fue malo la primera vez, cada nueva dosis incrementada, nos dará peores resultados.

 

Tenemos el más adeco de los gobiernos que hemos sufrido desde 1946. La diferencia es que los adecos en su primer cuartelazo, el que derrocó el único gobierno decente del siglo pasado venezolano, fueron exitosos a la primera pero perdieron el poder pronto y por una década completa. Los golpes del la neo-adecocracia chavista han fracasado todos. El que dirigió el supremo caudillo de la revolución en persona, terminó con su rendición de La Planicie. En de sus aliados generales terminó con la puesta de pies en polvorosa de los jefes rumbo al exilio. Y el de los ex socios militares activos intentando desalojar al caudillo revolucionario, en una pantomima de dictadura de cartulina que no controló realmente ni el Palacio Presidencial en las escasas horas de su triste sainete. Pero estos entos, llegando electoralmente al poder en medio del colapso del puntofigismo lo han mantenido con el mismo caudillo a la cabeza del, Estado, gobierno y partido, hata ahora por una década. Y pretenden mantenerlo indefinidamente de serles posible. Hoy hay adecos blancos, desdibujados de su originaria revolución revanchista derrotada. Amansados por la alternabilidad entre amigos, el poder medio compartido, y la buena vida. Y tenemos adecos originarios, con cachucha roja, que se aceleran por los empantanados caminos del enriquecimiento de sus predecesores. Pero no dejan de soñar con el poder absoluto para el supremo caudillo de su revolución por los siglos de los siglos... o al menos por las décadas de las décadas, para ponerlo en la escala de la natural vida humana.

Aumenta el desempleo, la inflación, la deuda pública interna y externa. Más y más gasto se ejecuta sin siquiera estar incluido en unos presupuestos que se aprueban con un déficit, que sólo por lo anotado, es ya insostenible. Tenemos la mayor devaluación acumulada en un solo gobierno, mayor dependencia de las importaciones, más gente viviendo del Estado clientelarmente, más pobreza, delincuencias, injusticia y niños abandonados mal sobreviviendo solos en las calles de nuestras ciudades.  Y también tenemos una cierta transferencia de recursos a los más pobres, las misiones asistenciales de las que se vino a acordar la revolución, sólo cuando se vio “en campaña preventiva” ante el riesgo de una consulta referendaria, que hizo hasta lo imposible por evitar, representan un incremento desmesurado y desordenado de un gasto público, que por no tener contrapartida de ingreso real alguno, se pagará mañana con escasez, inflación, y mayores devaluaciones empobrecedoras. Aparte del descarado abuso de los recursos del Estado –que es de todos– en la campaña de un partido –que no es de todos– cosa común para una ideología en la que Estado, partido y caudillo se funden en una amalgama única que excluye todo lo demás, la verdad es que la mayoría de los venezolanos estamos hoy peor que hace diez años, que los que medio creen haber mejorado en algo pronto verán que la cosa no venía por el lado del “socialismo del siglo XXI” sino de la accidental bonanza petrolera y que del socialismo de hoy como del de antes sólo pueden dar pobreza y exigir sumisión. ¿Podemos mejorar si seguimos por el mismo camino? ¿Podemos tomar a los fracasos evidentes del socialismo estilo cubano como medelo de algo que no sea la miseria “parejita” para casi todos? Podemos seguir desperdiciando recursos petroleros en que el gobierno compre votos con misiones clientelares cuando sube el precio y terminar más endeudados y empobrecidos que antes cuando baje? ¿Tenemos futuro en el socialismo, del tipo estilo, signo o grado que sea? NO es la únina respuesta a todas las preguntas que cuentan hoy. No sin duda es imposible pensar en un futuro que no sea peor que el presente de seguir por el mismo camino. SÍ o NO. Vote hoy por lo que realmente crea... sea sí o no. Pero que sea su honesta respuesta para lo que realmente está en discusión.

El objetivo fundamental de la aplastante campaña publicitaria del gobierno fue intentar convencernos de que lo que esta en discusión no es tanto si estamos mejor que hace diez años. Dicen que sí aunque saben que no, porque también saben que el escenario de bonanza se les acabó y ahora tienen que encontrar la forma de tornar el de escasez a su favor… por eso la violencia el abuso de poder oficial y oficioso. Pero insisto, la abrumadora campaña del SI lo que realmente intenta vender es que de perder el poder su supremo caudillo vendrá una violencia incontrolable, causada por ellos mismo obviamente y para muestra dejan el botón de la presente violencia oficial y oficiosa. Eso es que los militares llaman “maniobra diversiva” puede o no funcionar, dependiendo de la serenidad con que cada cual considere seriamente la pregunta y decida su personal respuesta. Pero pase lo que pase.. Los liberales en la Venezuela de hoy, tenemos que asumir un lema de las romanas legiones ¡Construiremos el puente cuando lleguemos al río! Y debo dejar constancia de que en efecto... Los construían. Construiremos nosotros el nuestro... cuando lleguemos al río, porque pase lo que pase, hoy y mañana (y esperamos que, lo que sea, sea en paz) seguiremos en el mismo camino, rumbo al mismo río. Luchando por la oportunidad de construir una república en la que la soberanía resida en cada individuo, y el estado exista exclusivamente para proteger esa soberanía. Nuestro objetivo ayer, de hoy... y muy especialmente de un mañana en el que finalmente eso, será sólo el principio.

 
















3erPolo

 
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