www.guillermordriguez.net Petróleo, civilización y Apocalipsis |
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El que el precio del petróleo escale por encima de los 100 dólares pone a muchos a considerar
seriamente que pudiéramos haber alcanzado un pico de producción tras el cual las reservas explotables únicamente podrán declinar
sin que nuevos descubrimientos alcancen a cubrir el incremento futuro del consumo. Y eso para otros, especialmente para los
ecologistas neo-maltusianos, es algo así como el sonido de las trompetas del Apocalipsis, el fin del capitalismo y con él
consecuente e inevitablemente –aunque aquellos se nieguen a entenderlo y sigan abrazando la criminal utopía socialista
en cualquier nueva o vieja versión– el de la civilización y quizás aún de nuestra especie. Hay algo de cierto en lo
primero, pero sólo algo, y no hay casi nada de cierto en los segundo. Las preguntas reales son: ¿Qué pasa con las reservas?
Y ¿Qué pasa con los precios?: En tal sentido deberíamos ver precios altos e inestables en el mercado energético, cosa que efectivamente
estamos viendo. Por otro lado dichos precios –y su inestabilidad– son una fuerte señal para la búsqueda de oportunidades
de ganancia empresarial en nuevas tecnologías, pues si bien las reservas de petróleo explotable y refinable con las actuales
están declinando, existen gigantescas reservas probadas e inexploradas de hidrocarburos que no se pueden explotar con las
tecnologías actuales sino mediante emulsiones o conversión profunda en procesos de refinación muy costosos. Pero, superando
cierta barrera de precio los crudos convencionales dichos procesos comparativamente dejan de ser costosos y se tornan alternativas
rentables y competitivas por lo que el pico de producción se alejaría nuevamente hacia el futuro simplemente por el ingreso
al mercado de tipos de hidrocarburos abundantes que actualmente no se explotan a gran escala. También hay un problema en el precio que se ve poco, o al menos yo veo pocos economistas que
lo consideren seriamente, y es el nuevo crecimiento del circulante inorgánico que ha estado experimentado en mundo (en todas
sus principales divisas) desde los años ´90 (no es que no ocurriera antes pero la magnitud es mayor que antes) y que en lugar
de verse reflejado en los precios de los productos que se miden en los índices de inflación se ha desviado hacia precios que
no aparecen en estos, como los de las acciones, y todo de tipo de papel financiero, y con ello al empaquetamiento de papeles
en nuevos papeles y a una creciente especulación con contratos derivados lo que ha afectado mucho los precios de los contratos
de futuro de las materias primas y consecuentemente el mercado spot. Los recursos físicos, no llegan al agotamiento antes de ser sustituidos, con motivo de los cambios
tecnológicos. Un recurso natural, relativamente escaso y valioso; del tipo comúnmente llamado no renovable –por la escala
temporal del tipo de proceso natural que lo formó– del cual dependió el combustible del transporte y la industria, como
el carbón durante el siglo XIX, fue sustituido en gran parte por el petróleo en el siglo XX. No se dejó de usar el carbón
mineral por completo, simplemente fue sustituido en la mayoría de sus usos como combustible; en la medida que la maquinaria
evolucionó. Parafraseando el conocido ejemplo de la edad de piedra del Jeque Ahmed Zaki Yamani, diré que la era del carbón
terminó mucho antes de que se acabara el carbón, y la era del petróleo terminará mucho antes de que se acabe el petróleo;
y aún que es muy probable que sea sustituida por la era del hidrógeno, de la energía nuclear, u otra que hoy no logramos adivinar.
Es claro que la eventual sustitución del petróleo, como principal fuente de combustible para la industria y el transporte,
no significará que se dejará de emplear el crudo para otra infinidad de usos. El punto es que la sustitución tecnológica de
los bienes de orden superior será siempre muy anterior de su agotamiento físico, debido a que en la medida que un recurso
se torna más escaso, de mantenerse la demanda inalterada, su precio se eleva, y como consecuencia de ello se generan tres
tipos de oportunidades, que se pueden ilustrar cómodamente, siguiendo con el ejemplo del combustible: Porque de la demanda no es de combustible; es, por ejemplo, de transporte. Y la demanda de transporte
no es más que la demanda de trasladar, cosas o personas, de un lugar a otro, más rápida, cómoda y eficientemente. Esto es:
al menor costo. Y en esa demanda de traslado, el que, cuando, dónde y para que, están en constante cambio por la acción, e
interacción, de los agentes económicos en un mercado libre. Algunas economistas llegan a creer seriamente que alcanzar el
pico de producción de petróleo implica un riesgo para la civilización. Yo creo que se equivocan completamente en eso. Lo que
puede poner en peligro la civilización no es la declinación de un recurso como el petróleo. La verdadera amenaza a la civilización,
que si existe aunque está en otra parte, la representan los ataques de las muevas y viejas ideología atávicas –como
el socialismo neo-maltusiano al que está llegando el ecologismo político– contra las condiciones institucionales que
fomentan la introducción de nuevas tecnologías mediante la identificación y aprovechamiento de nuevas oportunidades empresariales.
Sien eso, nuestra civilización en efecto colapsaría y miles de millones de seres humanos desaparecerían con ella… tal
vez no tanto como la especie completa, pero lo cierto es que sin una civilización como la actual la humanidad no podría sobrevivir
en números significativamente mayores que los de cualquier otra especie de primate
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