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Los zamuros de la Catedral: Falta gobierno y sobran malandros













Guillermo Rodríguez G.





3erPolo
















Los malandros extranjeros militarmente organizados gobiernan amplias franjas dentro de nuestras fronteras, los malandros comunes controlan gran parte del territorio urbano, y malandros políticos se dedican a controlar el resto... todos tienen en común un profundo desprecio por el derecho ajeno... y por cualquier forma de Ley u orden que les impidiera andar por sus fueros y a sus anchas, y no hay gobierno que reprima a ninguno de ellos

 

COMO LLEGAMOS A ESTO

 

Si sumamos lo que los habitantes de los barrios que rodean la ciudad de Caracas han invertido en la construcción de sus viviendas, resulta un numerito que supera con varios ceros a la totalidad de los presupuestos públicos empleados en la construcción de viviendas desde que el Silencio del Presidente Medina, hasta las ultimos fundos zamoranos del Presidente Chávez.

Es fácil descalificar a quien a lo largo de décadas ahorro, trabajo, y mejoro su vivienda, porque no coincide con el ideal urbano del subsidiado vago que critica. Pero lo cierto es que el ordenamiento urbano, las cloacas, las calles y las aceras, son responsabilidad única y exclusiva del Estado, no de la gente, y la construcción de viviendas es responsabilidad única y exclusiva de la gente, y no del Estado.

Si los barrios son anárquicos y enrevesados, es porque nuestras regulaciones y nuestra burocracia son anárquicas y enrevesadas. Aquí hay tanto gobierno metido en tanta cosa, que en realidad... no hay gobierno, en donde se necesita.

 

EL DERECHO AL DERECHO

 

Es medio idiota, o profundamente hipócrita, hablar de difusos y grandilocuentes derechos sociales, cuando no hay policías, tribunales y cárceles, para contener a los malandros que se han adueñado de nuestro territorio. Pero eso es apenas el principio, porque el derecho fundamental que sostiene la Republica, es la igualdad ante la Ley. Los humanos somos muy desiguales en talentos, capacidades e inclinaciones. Aun en la empobrecedora tabla rasa de los totalitarismos colectivistas, surgen las desigualdades y las diferencias de resultados son notables. Así es vital que seamos iguales ante la Ley, para que él más fuerte, o el más hábil, no puedan abusar de los más débiles.

Pero no hay tal cosa entre nosotros, y no la habrá mientras sigamos hacia el colectivismo socialista y empobrecedor de los seudo modernos socialdemócratas que ya nos gobernaron durante medio siglo, y se cansaron de empobrecernos. Pero tampoco remando hacia el autóctono, ecológistoso, multicultural, posmoderno, y deconstructor arroz con mango estatista de la nueva izquierda que en Venezuela lidera indiscutiblemente el Presidente en funciones.

 

LA VERDADERA DESIGUALDAD

 

La más grosera y profunda de las desigualdades es la quien tras veinte años de trabajo y ahorro para construir su casa, en el más humilde de los barrios, sigue sin tener derecho a un título de propiedad, exactamente igual al del señor que construyo la suya en la más lujosa y perfectamente permisada- urbanización de lujo. Recientemente hemos visto la original novedad de unos títulos de propiedad colectiva-individual- familiar que no dan derecho a vender, enajenar o grabar. Eso no es propiedad.

Igual de grosero es que las tres señoras que quieren asociarse para trabajar con sus maquinas de coser como empresarias, no puedan jamás cumplir los infinitos, costosos, e irracionales tramites necesarios para montar legalmente su fabrica. La economía informal no refleja la crisis económica, ni la falta de empleos formales, lo que refleja es el insufrible costo de unas regulaciones, que por lo demás. Ni regulan ni controlan nada. Cualquiera puede montar una fabrica inexistente y obtener todos los permisos legales si paga por ellos... si es que lo duda.

 

LOS ZAMUROS DE LA CATEDRAL

 

No logro recordar si fueron los malandros afectos al gobierno... o los afectos a la oposición, los que iniciaron la nueva costumbre política  de agresión a los actos religiosos. Puedo recordar unos malandros opositores sonado cacerolas en medio de un matrimonio eclesiástico, y puedo recordar a los gobierneros insultando sacerdotes católicos en los alrededores de la Catedral de Caracas. No es pues extraño que tales malandros se lancen contra el cortejo fúnebre de un Cardenal que, en vida, cometiera el error de firmar el decreto de coronación de Don Pedro I. Claro, van ganándole estos malandros a los del matrimonio, después de todo estos se arrojan sobre un cadáver insepulto... como los zamuros. No me extrañaría que los del otro lado encuentren la oportunidad de emularlos. La absoluta mayoría del pueblo esta compuesta por gente decente que sé esta hartando del malandraje, político y común. Esa gente tiene derecho a un gobierno que defienda sus vidas y propiedades de los malandros comunes, pero también a un gobierno que defienda su derecho a la libre circulación, la libre expresión y el libre culto, de los malandros políticos. El trasgresor de la ley solo tiene derecho a un juicio justo y de ser culpable- a un castigo proporcional. La población decente en cambio, tiene derecho a la vida, la libertad y la propiedad... y los tres se le han estado ninguneando por más de medio siglo. Por eso es que el malandraje pica y se extiende.
















3erPolo

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