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Razón, moral y justicia: O la leche de los hijos del borracho













Guillermo Rodríguez G.





3erPolo
















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La deuda pública crece cual bola de nieve que cae por la pendiente de un gobierno que paga el vencimiento de sus deudas con nuevas deudas y los expertos ven presuntas encuentran corruptelas en la bola por todos lados.
A nadie parece importarle realmente como se pagara esto, pero lo peor es que nadie parece percatarse que se están usando los recursos de los ahorristas y se están concentrando la mayoría de los recursos depositados en la banca local en un solo deudor, un gobierno que no paga. Pero cuando un simple mortal va a tratar de cobrar un cheque, abrir una cuenta, o hacer un tramite a ciertas agencias, de algunas taguaras indignas de llamarse Banco, se encuentra con un marasmo de políticas internas que en nada tienen que ver con un negocio financiero, y en mucho con el estilo absurdo de una burocracia ministerial.
Para algunos banqueros poner el dinero de sus ahorristas en manos del deudor más maula, mientras se dedican a cumplimentar cuanta norma contra la privacidad financiera que inventa la GAFI -nadie votó GAFI, ni ONU, para que nos impusieran leyes- e inventarse sus propias apropiaciones temporales, forzosas e ilegitimas del dinero ajeno, es muy razonable, moral y justo.
¿Se revolcará en su tumba Pérez Dupui?
Tal vez no, lo bancario es apenas un ejemplo de algo más general que corroe nuestra sociedad y no nos permite ver que la crisis política en que estamos inmersos no es la enfermedad... es apenas un síntoma externo.
 
RESARCIR A LA VICTIMA
 

No es nuevo que el gobierno nos meta la mano en el bolsillo. Desde que se estatizó la industria petrolera, los gobiernos se adueñaron del ingreso de divisas de Venezuela y pudieron endeudarse sin limite con una deuda impagable, para generar un festín de prosperidades falsas y luego equilibrar su déficit para pagar lo impagable devaluando.

Cada devaluación significó una transferencia de recursos de la totalidad de la población al Estado, que es tanto como decir que la totalidad de la población ha sido robada por medio de devaluaciones inflacionarias, para financiar el exceso de gasto de una serie de gobiernos tan grandilocuentes como corruptos.

Los liberales proponemos resarcir a la victima, tomar la mitad de aquellas propiedades del Estado ladrón que no se dediquen estrictamente a sus funciones naturales y repartirlas a partes iguales entre la población victima de décadas de robo y los demás acreedores. Y nos acusan de populismo... o de no elevar la moralidad de la población con la educación.

¿Alguno de los tarados que responde semejante estolidez irracional notó que se trata de un robo institucionalizado que se ha repetido por décadas?

¿Alguno pensó que sí alguien le hubiese robado el diez por ciento de sus ingresos, por años... y atrapábamos al ladrón tras 25 años, se le podría regresar muchísimo dinero acumulado?

¿Acaso importa algo que se lo gaste en caña blanca para celebrar, lo emplee en cultivar las bellas artes, financie un partido político o monte un negocio? Pues ¡NO! y mil veces no, ¡no nos importa! porque una vez resarcida la victima, ya no es asunto nuestro lo que los demás hacen con lo de ellos.

El que equipara regresar lo robado con regalar lo ajeno, es inmoral... o irracional... o las dos cosas.

 

LOS HAMBRIENTOS HIJOS DEL BORRACHO

 

Sí un borracho gasta todo lo que gana en aguardiente, pero pide fiado en la bodega para llevar comida a su casa, y el bodeguero le exige que pague la comida, como pagó el aguardiente. ¿Puede ese individuo acusar al bodeguero de quitarle la leche a sus hijos?

No, pero lo hace. Y en nada cambiaría el asunto el que en lugar de aguardiente se hubiese gastado los recursos en el cultivo de las bellas artes, la búsqueda contemplativa de la iluminación... o el más noble, maravilloso y estético objetivo imaginable.

La leche de los niños es asunto del padre; y la bodega es asunto del bodeguero. Si el bodeguero no cobra, los hijos sin leche serán los suyos. Así de simple.

Muchos pueden reclamar que hay quien no tiene para llevarle leche a sus hijos, pero yo he escrito de individuos que si tienen con que.... y se lo gastan en otra cosa, tales individuos son malos padres, hambreadores de su propia familia, irresponsables, irracionales y moralmente despreciables. En esto, por duro que parezca, podemos estar casi todos de acuerdo. Hay que arroparse hasta donde la cobija alcanza, y algunas cosas son más importantes que otras.

 

CUANDO LA COBIJA ES PÚBLICA

 

Lo que es bueno el padre de familia, debería serlo para el gobernante, pues vivimos en una sociedad que pretende que los gobiernos se comporten como padres, esperándolo todo de ellos, sin poner esfuerzo alguno de por medio. Todos se sienten con derecho a exigir del presupuesto recursos para lo que a bien tengan. Las ONG´s, Los partidos, los deportistas, los artistas, etc. etc. etc. se creen en el sagrado derecho de pedirle al papá gobierno que les dé, para su muy importante iniciativa. Pero resulta que -dejando aparte que el gobierno no es papá de nadie- no alcanza para todos.

Decía que algunas cosas son más importantes que otras, y en el caso del gobierno, más importante es la policía, el ejercito, los tribunales y las cárceles. La verdad es que en todo el país vivimos en medio de la inseguridad, las fronteras son penetradas por enemigos armados extranjeros, los jueces manejan miles de casos al mismo tiempo, con lo que humanamente, nada pueden juzgar... y hay en operción ahora menos cárceles que cuando teníamos mucha menos población.

Así no puede haber seguridad, y si no hay recursos para la seguridad, menos los habrá para las obras públicas. Ahora, quienes no tienen la capacidad de razonamiento suficiente para diferenciar entre restituir a la victima de robo, y repartir lo robado entre delincuentes -que ciertamente son cosas completamente opuestas- afirman que el problema se resuelve con educación. ¿Ellos serán acaso los educadores? Mejor les convendría un poco de educación para ellos mismos. La triste verdad es que el problema es la asignación de recursos escasos.

No podemos tener a un Estado que paga obituarios y tortas de cumpleaños y al mismo tiempo tener suficientes jueces y tribunales, eso es fácil de entender.

 

EL DESAFÍO MORAL

 

El problema es que aún cortando el gasto en obituarios y en tortas, no alcanza para lo importante, únicamente cuando las funciones naturales de Estado se han cumplido, y tenemos suficientes, eficientes y eficaces, soldados en las fronteras, policías en las calles, jueces atendiendo y entendiendo para juzgar, cárceles apropiadas, cloacas, caminos, carreteras y puentes, escuelas básicas y algún tipo de subsidio eficiente y eficaz para la atención medica de los más pobres... apenas entonces, es que podemos pelearnos por lo que sobra. Y sí es que sobra... sin devaluar, sin inflación, sin créditos públicos impagables y sin impuestos irracionales. ¿Sobraría algo sin esos chanchullos?.

Sobre o no sobre, lo cierto es que hoy nuestros gobiernos se gastan los recursos de la seguridad, la policía y la cárcel, favoreciendo la inseguridad que afecta principalmente a los más pobres, en financiar cosas "tan vitales" en medio del desmoronamiento material y moral de la República.. como las bellas artes. A mí me agradan las bellas artes y otras cosas que los gobiernos no deben financiar, pero es inmoral, monstruoso, irracional y inaceptable gastarse en eso, o en lo que sea, lo de la leche de los niños.  Así de simple, y así de complejo.

Y si no le gusta lo que escribí, dígame en que quiere despilfarrar el dinero de la leche de sus niños... puede hacerlo en lo más exquisito. Pero es la misma inmoralidad.
















3erPolo

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