www.guillermordriguez.net Capitalismo o muerte: Socialismo es ilusión, decepción y destrucción |
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El socialismo no es más
que la pretensión de reorganizar artificialmente la sociedad de acuerdo con una escala moral de valores única que tendrían
que compartir, de grado o por fuerza, todos los individuos en la sociedad socialista. Todo socialismo inevitable
conduce al totalitarismo, dicha tendencia inevitable está en la naturaleza de la ideología, el que un determinado modelo de
socialismo sea más lento en dicho camino que otro no implica que no se esté moviendo en la única dirección que puede, la del
totalitarismo. El caso es que aún en las más democráticas, pacificas y consensuadas sociedades en que ha gobernado
por suficiente tiempo la socialdemocracia podemos ver claramente como las semillas del totalitarismo han empezado a retoñar
desde hace al menos un par de décadas. Así que detenerse a preguntar si el socialismo del siglo XXI
en Venezuela avanzará hacia el totalitarismo o no, es un sinsentido porque simplemente ¡no tiene otra dirección hacia la cual
avanzar! Todo lo que lo aleja un determinado socialismo en el poder del totalitarismo es, desde el punto de vista
socialista, retroceso, no avance. La pregunta seria y urgente a dilucidar es: ¿Qué tan rápido avanzará este
socialismo en poder hacia el totalitarismo y que tan lejos llegará antes ser derrotado o colapsar? El asunto es interesante, porque
el colapso también es consustancial al socialismo debido y que la economía planificada –en el sentido de centralmente
planificada– es inviable en cualesquiera circunstancias que se intente. Tan inviable a largo plazo es la planificación
a la socialdemócrata de los medios de producción que formalmente no son del Estado, como la soviética sobre los medios de
producción completamente monopolizados por es Estado, o la kampucheana sobre la totalidad de los bienes y las personas hasta
las últimas consecuencias. Inviable económicamente porque la economía de mercado es un sistema evolutivo natural autorregulado
de tal grado de complejidad que está más allá de la capacidad racional de gobierno consciente. La planificación requeriría
que el planificar supiera todo lo que todos los individuos que actual libremente en una economía de mercado saben, intuyen,
desean y estiman. Cosas que están en constante cambio de manera impredecible, pese a lo cual de interrelación de las acciones
libres de infinidad de individuos que están reconsiderando sus propios fines y sus propios medios constantemente, y que son
capaces de descubrir oportunidades y cursos de acción completamente nuevos y nunca antes imaginados, surge no sólo un orden
natural, sino una civilización que ha sido capaz de garantizar el crecimiento ilimitado de población y recursos. Interferir
en tan proceso inmanejable, en el sentido que pretenden los socialistas, lo único que puede lograr es que las consecuencias
indeseadas de cada intervención sean mayores y peores que las deseadas y buscadas, hasta que tales inevitables errores de
la creciente y cambiante planificación terminen por colapsar el sistema económico en medio de la mayor destrucción material
y moral. Eso es lo único que es capaz de producir el socialismo, y eso es algo que la mejor economía política estableció
sin lugar a dudas desde las primeras décadas de siglo pasado. El socialismo que enfrentamos
hoy en Venezuela, fortalecido tras su victoria electoral tiene que avocarse por su propia naturaleza a acelerar –en
el grado de lo posible– la implantación de su modelo. Las fuerzas capaces de derrotarlo orientando la República
hacia la revolucionaria implantación del capitalismo popular ni se han desarrollado, más que incipientemente, ni sufren –más
que marginalmente– la represión de un Estado que apenas da sus primeros pasos hacia el totalitarismo. El tiempo y los
recursos que se perdieron en el pasado intentando el absurdo de combatir el socialismo del siglo XXI con el del siglo XX,
en las muy específicas condiciones de ambos en Venezuela es algo que he tratado ampliamente y que no planeo repetir aquí.
Es suficiente con decir que quien no entienda que eso era tan inútil como intentar derribar la luna a pedradas, tras la derrota
del socialismo del siglo XX en las pasadas elecciones, no lo enmendará nunca, o al menos, no lo entenderá a tiempo para hacer
algo. Las alternativas no son socialismo
del siglo XXI o retorno al pasado, porque la segunda dejó de ser alternativa hace 8 años. Aquí el problema es que
construimos la alternativa política libertaria y revolucionaria del capitalismo popular hoy, enfrentando a toda forma de socialismo,
o seguimos insistiendo en la formula de la derrota repetida mientras los muros del totalitarismo se levantan poco a poco
a nuestro alrededor en medio de los aplausos que siempre han acompañado tan magna obra, cuando y donde quiera que
se ha desarrollado. Titulé “Capitalismo o muerte” no tanto para parafrasear uno de los tantos lemas de los socialistas,
sino porque los profundos cambios ideológicos que ha sufrido el socialismo tras la abrumadora evidencia de su colapso real
en el siglo pasado le ha dotado con la potencialidad para alcanzar en éste cotas de destrucción material y moral inalcanzables
para sus predecesores. Aún estamos a tiempo, pero cada
día será menos el tiempo. Con lo que si para algo no tenemos ya tiempo es para las medias tintas. El capitalismo en
Venezuela será libertario, popular y revolucionario… o no será. Entender eso es la única esperanza, y es sólo
el principio. |
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