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Ecologismo cómplice: Salvaje destrucción medioambiental














Guillermo Rodríguez G.





3erPolo
















...la aparición de una crisis en el ecosistema puede considerarse, a su vez,
como la señal de una crisis emergente del sistema económico.
Barry Commoner, reconocido teórico ecologista y marxista

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Es un hecho notable que el neo-socialismo del siglo XXI incorporase en su dogma las tesis políticas del ecologismo politizado del siglo anterior, pero no es extraño, ya que desde el siglo pasado el marxismo el poder tuvo entre sus más efectivos aliados al ecologismo político. Un ecologismo cómplice de la destrucción medioambiental más terrible de la historis; intencionalmente tuerto, pues le faltaba el ojo izquierdo con el cual ver la salvaje destrucción del medio ambiente que practicaban las economías socialistas, y de las que aún hoy, es muy poco lo que se habla. Quizás usted recuerde Chernobil, pero: ¿Había oído del desastre ecológico del Mar Aral?. Es interesante que la mayoría de las personas respondan que no, porque se trata del mayor desastre ecológico ocasionado por la acción del hombre sobre el ambiente en el siglo XX... fue una acción típica de destrucción medioambiental irresponsable de los planificadores socialistas soviéticos tan admirados abiertamente por los adalides del movimiento ecologista occidental.

 

La historia del desastre la podemos iniciar explicando que para el año de 1960 el Mar Aral, alimentado por los ríos Amu Daria y Syr Daria cubría una superficie de algo más de 66 mil 400 kilómetros cuadrados. Tan extenso mar interior permitió el desarrollo de toda una  industria pesquera en la que se ocupaban alrededor de 60 mil personas. La abundancia de agua también permitía el desarrollo de la agricultura en la zona con todas las limitaciones y complicaciones propias de la sociedad socialista soviética.

 

Para mediados del siglo pasado, bajo el gobierno del Premier Nikita Kruschev los altos cuadros del aparato de  planificadores económicos soviéticos pusieron más atención que antes en la zona de la cuenca del Mar Aral entre las Repúblicas Soviética de Kazajstán y Uzbekistán y trazaron muy ambiciosos objetivos de intensificación de la producción de Algodón para lo que iniciaron la construcción un gigantesco canal de 500 kilómetros de longitud que acaparó un tercio del caudal del Amu Daria como el primer paso de lo que llegaría a ser una extensa red canales de riego en tierras desérticas de en una zona de 7 millones 600 mil hectáreas ubicadas principalmente entre Uzbekistán y Turkmenistán.

 

Los ambiciosos objetivos de producción de algodón consumieron mucha más agua de la que se podía restar del caudal de los ríos Amu Daria y Syr Daria sin comprometer la cantidad de agua que requería el Mar Aral para compensar la natural evaporación con lo que pronto comenzó secarse y salinizarse quedando los pueblos pesqueros en poco tiempo a kilómetros de una costa que se retiraba al tiempo que los recursos piscícolas se extinguían producto de la salinización del cada vez más pequeño lago. Eventualmente la topografía de un mar interior que se evaporaba rápidamente conduciría a separación en varios lagos muy salobres.

 

La tragedia ecológica y social de la cuenca, producto de lo insostenible de tan extenso proyecto agrícola sin agua suficiente para alimentar al mismo tiempo al Aral, empeoró cuando las  tierras irrigadas a su vez sufrieron de un proceso de salinización producto de los errores técnicos del tipo que resulta común entre los planificadores centrales de los períodos del llamado “desarrollo intensivo” del socialismo soviético que consistió frecuentemente en un derroche arrollador de insumos en proyectos de escasísima eficiencia que solo lograban cumplir los objetivos de los planes quinquenales a un coste insostenible en el tiempo.

 

En este caso la FAO reporta como los principales errores agrícolas del proyecto los siguientes:

 

  • Utilización de canales de riego sin recubrimiento que producen desperdicio y filtración de sales en el agua subterránea.
  • Falta de sistemas de drenaje para eliminar el agua residual y las sustancias químicas de los campos.
  • Los campos anegados también salinizan las aguas subterráneas y producen escurrimientos de sales.
  • Descarga de corrientes saturadas de minerales y plaguicidas en los ríos principales.

 

En la actualidad las autoridades adelantan un plan de recuperación para la cuenca,  ampliando el flujo de agua del Syr Daria, mediante el que en este año 2006 el lago norte debería estabilizarse cesando su evaporación. Entre las alternativas discutidas para enfrentar la crisis estuvo el desviar los ríos siberianos Ob e Irtish que fue la más criticada por quienes sostenían que el resultado neto serían aún mayores problemas ambientales en una zona más extensa y descartada por el enorme costo de las obras requeridas.

 

La destrucción de la cuenca del Mar Aral fue producto de la indiferencia real por el medio ambiente de un Estado socialista que se ocupó del financiamiento oculto y el apoyo de todo tipo a diversos grupos ecologistas occidentales durante décadas. Muy posiblemente fuera el del Mar Aral el mayor desastre ecológico del siglo XX, aunque nunca estuvo entre los temas de interés y denuncia pública de los comprometidos grupos ecologistas cuando comenzaron a tener noticias del mismo como resultado de la divulgación de información satelital del espionaje estadounidense aunque haber leído los planes quinquenales y estimado el consumo de agua requerido para tal producción de algodón en esas zonas junto, con una estimación simple de los recursos hídricos hubiera debido ser suficiente para que un ecologismo realmente científico advirtiera lo que ocurriría con mucha antelación.

 
















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