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Coincidencias de revolucionarios, meritócratas, y neoliberales













Guillermo Rodríguez G.





3erPolo
















El gobierno nacional esta pagando sus deudas con notas, bonos y otras títulos que no son más deuda nueva. Es como si uno pidiera prestado para pagar sus deudas, pero con el poder de obligar a los demás a prestarle.

La asociación bancaria nos dice que el índice de ¨bancarización¨ cayó, mientras crecen las colocaciones en títulos públicos y la morosidad del resto de la cartera aumenta. No estamos aquí para discutir números, pero todos los economistas enterados coincidimos en que los títulos públicos deben representar bastante más de lo que han revelado los banqueros.

Todo esto significa simplemente que el dinero de los ahorristas se le esta prestando a un gobierno que paga deuda con deuda, lo que obviamente es una bola de nieve que ya esta cerca de ser incontrolable. El resto de la historia es que los particulares no tienen plata ni para mantener sus cuentas y menos aún para pagar a tiempo sus deudas, por lo que la cosa empeora rápidamente.

                                              

El ejemplo sureño

 

En la Argentina las gobernaciones pagaban sus deudas con unos ¨títulos¨ de aceptación obligatoria, que se pagaban, a su vez, con más de los mismos títulos. Obviamente no tenían recursos suficientes para pagar el descomunal monto que tal centrífuga creó. Pero esperaban que el gobierno federal lo hiciera. Este último no lo pudo hacer porque la caja de conversión le impedía devaluar, además tenía su propia deuda impagable financiada por irresponsables banqueros foráneos. Como no podía pagar, no pagó, y como los gobiernos no quiebran lo que se quebró fue la caja de conversión. Se devaluó de nuevo, se uso la inflación de nuevo, se le metió la mano a los bolsillos de la gente de nuevo, y esta vez incluso se le impidió a la gente que sacara su propio dinero de sus propias cuentas para que no pudiese protegerse de la devaluación comprando dólares. Aquí simplemente nos prohíben que los compremos, pero ellos tienen experiencia en que si la gente tiene dinero en la mano encontrará la forma de comprarlos. En fin, los gobiernos quiebran, roban y la gente paga los platos rotos, en Venezuela, Argentina o donde sea.

 

Nuestros descentralizados

 

Aquí tenemos unos proyectos de ley para autorizar a Alcaldías y Gobernaciones a endeudarse emitiendo títulos, lo que nada malo sería, de no ser porque también se va a que los puedan hacer de tan obligatoria aceptación como son los del gobierno central.

Si a mi me autorizan ¨por Ley¨ a pagar mis deudas con cheques sin fondos, y a pagar mis cheques sin fondos con intereses. Pagare entonces los intereses con más cheques sin fondos y cada día deberé más, pero nunca pagare nada. Eso es lo que paso en Argentina y es lo que comienza a pasar en Venezuela, y es muy malo.

 

Meritócracia revolucionaria

 

Los ¨revolucionarios¨ acusaban a los meritocratas de dos cosas:

 

1-     De invertir en aumentar una capacidad de producción en contra de la política de estado de restringir tal producción para mantener el precio alto. Mayor producción a menor precio, o menor producción a mayor precio, es algo que no decidirían los meritócratas, que son gerentes y cuya obligación era aplicar eficientemente la política del accionista (nos dicen los revolucionarios) y uno siente que en eso de defender los derechos del dueño de las acciones contra los díscolos gerentes ocupados a que todo se invierta adentro, en contra de los deseos y necesidades del accionista, no es algo en lo que andarán descaminados de la verdad acaso se descaminaron del estatismo, pero si la empresa es estatal, que más les da.

2-     Acusan los revolucionarios a los meritócratas de invertir en la compra de unas instalaciones costosas e ineficiente, bajo la justificación de que refinarían un petróleo pesado, difícil de colocar en el mercado, para terminar refinando petróleo liviano vendido por PDVSA a sus filiales foráneas con un descuento que (según dicen los revolucionarios) suma más que la utilidad declarada de tales filiales.

Y se pregunta uno:

¿En que se diferencia el plan de inversiones de la PDVSA revolucionaria, cuyo objetivo declarado es incrementar dramáticamente la capacidad de producción, de los de los meritócratas?

¿La anunciada compra de una refinería en Brasil servirá para refinar petróleo pesado venezolano cuando el patrón de refinación de la flamante instalación (dicen los brasileños) solía trabajar con livianos árabes?

¿La cosa no era que cambiar el patrón de refinación es más caro que montar la refinería desde 0?

 

Tenemos al mismo musiu, pero con diferente cachimbo, según parece, pero lo más preocupante es que los meritócratas y el gobierno revolucionario también coinciden en una forma perversa de privatización disfrazada, a dedo, incompleta y oligárquica, (en fin: neoliberal) que dejaría a PDVSA sin valor alguno, con el repugnante resultado dejarnos con lo peor de ambos mundos y de dificultar enormemente la privatización popular que exigimos los liberales resistentes.

 
















3erPolo

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