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Desde
mediados del siglo pasado, académicos que Gramsci hubiera considerado orgánicos, han venido construyendo diligentemente un
nuevo conjunto de teorías anti-capitalistas que llegarían a ser uno de los pilares fundamentales del socialismo del siglo
XXI. El sustento teórico del ecologismo político lo han creado principalmente biólogos cuyo criterio académico no pasa de
extender las tesis maltusianas, que tan fructíferas les resultaran en la biología poblacional de los animales, a la población
humana. Y de los alimentos a una amplísima gama de recursos, lo que les conduce a predecir todo tipo de catástrofes inminentes
de dramáticas proporciones apocalípticas, y gran atractivo para los medios de comunicación masivos; lo que se traduce en un significativo impacto en la opinión pública. Como no ocurren en las fechas previstas,
luego son postergadas, transformadas y retomadas, en la medida que jamás llegan a ocurrir, sin que por ello se anule su efectividad
propagandística. El neo-malthusianismo además de un pilar ideológico del socialismo del siglo XXI, es una de sus principales
diferencias con el socialismo del siglo XX. Porque mientras en el siglo XX los socialistas se proponían producir más que el
capitalismo, en el siglo XXI han colocado los objetivos en concordancia con las capacidades. Ahora que son ecologistas proponen
reducir dramáticamente la producción, y la población, para repartir equitativamente una miseria creciente, entre una población
decreciente. Producir riqueza es algo en lo que el socialismo se mostró incapaz, pero producir miseria y reducir dramáticamente
el número de seres humanos sobre el planeta, es algo de lo que si sería capaz. Su capacidad para alcanzar ambos tipos de objetivos
quedó demostrada, indiscutiblemente, el siglo pasado. ¿Quiénes
son y que dicen estos orgánicos académicos ecologistas neo-maltusianos? Un excelente ejemplo es el entomólogo doctorado en
mariposas, Paúl Ehrlich, se ha hecho famoso por sus predicciones sobre catástrofes poblacionales, hambrunas globales, y demás
escenarios apocalípticos que como buen ecologista neo-malthusiano, tiene décadas prediciendo incasablemente, quien aún afirma
que la mayoría de la gente no reconoce que, al menos en los países ricos, el crecimiento económico es la enfermedad y no la
cura; afirmó desde 1968 que sería imposible que la India alimentara a 200 millones adicionales de personas para 1971. En la
edición de 1980 de su libro, la bomba poblacional, omitió todos los comentarios sobre el asunto; posiblemente porque los hindúes
estaban exportado excedentes de granos a la URSS en ese año de 1980. Pero aún más claro fue un ecologista como Michael Tobías
profetiza como solución global: “...un severo menoscabo de los principios democráticos, en el sentido de que tendremos
que hacer leyes y reglamentos que no serán del agrado de mucha gente. Tendrán que constreñirse drásticamente las libertades
básicas, puesto que no habrá suficiente aire y agua limpios.” Mientras que otro ecologista, pero más selectivo, como
Maurice King, profesor de medicina de la Universidad de Leeds en el Reino Unido, al parecer limita sus propuestas, no muy
difícilmente calificables de racistas, únicamente a la población de los países atrasados. Cuando defiende el no transferir
a los pobres del tercer mundo la tecnología medica básica, que evite una alta tasa de mortandad infantil, al menos que previamente
se implementen severos programas de control de la natalidad. En sus propios términos: “Sí no es posible sostener de
manera adecuada las medidas complementarias (por ejemplo, la planificación familiar) no deberían introducirse medidas insostenibles,
como la hidratación oral a escala masiva de salud pública, puesto que se incrementarían los años-hombre de miseria, causada
finalmente, por el hambre.” Pero
no podía faltar quien superase ampliamente lo anterior. Y debo agradecer al compañero liberal resistente Larry A. Nieves C.
el ponerme en conocimiento de la presentación de una propuesta práctica de genocidio global acelerado, por parte del ecologista,
doblemente doctorado zoólogo y laureado académico de la Universidad de Texas Eric R. Pianka, en la centésima novena reunión
de la Academia Tejana de Ciencias en el año 2006. Como explicó Nieves el 4 de abril de 2006 en la bitácora de su página web
El Liberal Venezolano, “no es un loco de carretera” el que propuso un método factible de genocidio apocalíptico global. Se trata de
un reconocido académico, cuya propuesta genocida de exterminar en unos 10 días al 90% de la humanidad –esto significa
exterminar en pocos días más de 5 mil millones de hombres, mujeres y niños en todo el planeta– fue aplaudida eufóricamente
por una centena científicos asistentes a un evento de una prestigiosa y centenaria Academia de Ciencias. Pianka, quien ha
declarado que los humanos “no somos mejores que una bacteria” es, hasta el momento, la tapa del frasco, del ecologismo
neo-malthusiano con su propuesta. Cito la traducción y resumen de Nieves del un artículo sobre esta nueva apologista del genocidio
ecologista, escrita por el Editor de la página web “The Citizen Scientist” Shawn Carlson: “El profesor Pianka
dijo que la Tierra, tal como la conocemos, no sobrevivirá si no se toman medidas drásticas. Entonces, y sin presentar ningún
dato para justificar este número, Pianka afirmó que la única solución viable para salvar a La Tierra es reducir la población
mundial a un 10% del número actual. Seguidamente mostró soluciones para reducir la población mundial, en forma de una diapositiva
que representaba a los cuatro jinetes del Apocalipsis. Guerras y hambrunas no lo lograrían, explicó. En cambio, las enfermedades
ofrecerían el método más eficiente y rápido de matar a los miles de millones de personas que deben morir pronto si es que
la crisis poblacional ha de ser resuelta (...) El SIDA no es un asesino eficiente, explicó, porque es demasiado lento. Su
candidato favorito para eliminar al 90% de la población mundial es el Ébola transportado por el aire (Ébola Reston), porque
es tanto altamente letal y mata en días en vez de años (...)” |
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