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Tarde piaste Teodorito














Guillermo Rodríguez G.





3erPolo
















...sólo se sostienen sobre la voluntad y la suerte de los que les han concedido el poder,
que son dos cosas extraordinariamente cambiantes e inestables,
y ni saben ni pueden despeñar ese cargo.
Nicolás Maquiavelo

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Que la candidatura presidencial de Teodoro Petkoff Malec es la garantía indiscutible de la reelección del presidente, y jefe supremo del verdadero socialismo venezolano, Hugo Chávez es tan obvio que no vale la pena perder tinta y papel en ahondarlo. Pero, que el socialista del siglo pasado se dedique a tergiversar, las ideas que “adopta” ya es otro asunto. En política, y más aún en campaña, que un candidato tome ideas y propuestas ajenas, y haga de ellas un saco, sin tomarse la molestia de mencionar a quienes las desarrollaron; forma parte de las reglas del juego. Son más reglas de boxeo que de críquet. El problema es que Petkoff Malec: ¡le echa la maldición gitana de la Europa oriental! a todo lo que adopta. Y ahora, en un desesperado intento patéticamente populista de darle oxigeno a su inviable (y socialistamente anti-histórica) nuevamente repetida aspiración presidencial. Adoptó, muy tarde y muy mal, una idea, un proyecto, del que probablemente dependa el futuro de Venezuela.

 

Es importante que esta idea no se pierda en el inevitable naufragio del candidato del socialismo del siglo pasado. De hecho, no tendría que ser  así. A fin de cuentas de esa candidatura (si es que llega hasta el final, cosa que me sorprendería) exactamente igual que del resto de los proyectos que con exceso de fuegos de artificio, y carencia de una alternativa ideológica, programática, y aún emocional, al socialismo del siglo XXI pretendieron la ya incontables veces fracasadas “estrategia” de enfrentar al chavismo con una envejecida imagen de izquierda marginal puntofijista fracasada. Se resumirá finalmente en agua de borrajas para muchos ilusos, y algunos dolarcitos en el bolsillo de unos pocos vivos; nada más y nada menos que eso quedara de semejante candidatura. Aparte del magnifico servicio que la misma le hará  al jefe de los socialistas venezolanos de este siglo.

 

Uno entiende que en su etapa subversiva, el después pacificado, difícilmente pensara en el petróleo más que en términos de voladuras de oleoductos. Por fortuna fue más lo que pensaron que lo que hicieron. Y también se entiende que profundamente preocupado de asuntos tan críticos al destino del pueblo venezolano, como la desestalinizacion, la suerte del camarada Nikita Sergueievich Kruschev, o la primavera de Praga; tan ilustre ideólogo del siglo pasado, y sempiterno candidato, no se paseara por la idea de entregar la regalía petrolera a los ciudadanos. Estaba ocupado en cosas más “importantes”. De esas cosas “sin importancia”, se ocuparon durante años, Monaldi, Cordeiro y Hernández, entre otros. Hay décadas de estudio y discusión sobre el tema en Venezuela que van  mucho mas allá de los tres ejemplos extranjeros, distintos y distantes, que menciona el candidato  socialista opositor del siglo pasado, al gobierno socialista del presente.  No existe proyecto de ley alguno, sobre la materia, presentado por el hoy moribundo partido de Petkoff durante las décadas que se cobró en el viejo congreso y la nueva asamblea. Obviamente, ni el candidato ni su partido tenían interés alguno en tales asuntos. Mucho menos el ministro calderista chiriperico de planificación se ocupo de tan grandioso proyecto durante el largo periodo que ejerció de gurú económico del fracasado y gris chiriperismo. Posiblemente para ese entonces, la cuidadosa planificación e impecable ejecución de  las patanerías a los periodistas cuyas preguntas no le complacían, impedían al ministro pensar en tales cosas “sin importancia”.

 

Habría que ser  idiota para no entender que tan tardía y oportunista adopción, no pasa de un calculo político desesperado. Petkoff Malec proponiendo un fondo de “ahorro”, que acumulase la mil millonaria regalía petrolera en supuesto de beneficio de las “familias” (colectivista hasta el final) con la profunda responsabilidad y profesionalismo económico de quien explico que “las cuentas las sacaría después, si acaso” (así son nuestros ministros de “planificación”) bajo la administración de un grupo de políticos nombrados por la Asamblea, fuera a terminar en otra cosa que zamuros cuidando carne. En el supuesto negado de que el candidato llegase realmente al aspirado cargo. ¡Poder se puede! Pero por otro camino, totalmente diferente al del socialismo de Petkoff o de Chávez, que a pesar de sus diferencias de siglo son, en última instancia, más de lo mismo.

 

Lo he dicho y lo repito, el socialismo es el control directo, o indirecto, de los medios de producción por el Estado. Esto se resume en una gigantesca acumulación de mal administrada riqueza, en manos de unos pocos  políticos, burócratas, y amigotes de los anteriores, que termina por colapsar en medio de sociedades depauperadas. Una transición del socialismo empobrecedor, (del siglo que sea) al capitalismo popular, pasa por la transferencia de poder y riqueza del Estado a la población. Es en este contexto, y sólo en este contexto, que el asunto puede llegar a feliz termino. (Detalles aparte, que en su ingeniería financiera resultan tan “ingenuos” en la propuesta del candidato Petkoff, como en la del candidato Borges) Capitalismo es prosperidad, socialismo es miseria. Venga de donde venga y se disfrace de lo que se disfrace. Y si algo hay que concederle al socialista mayoritario del gobierno, ante sus socialistas minoritarios de “oposición” es que el primero no está tratando de pasarnos “gato por liebre”. Otra cosa es que la suma de los partidarios del socialismo del siglo XXI y la de los partidarios del siglo XX, todos juntos y revueltos, con dificultad llegue a la mitad de la población, mientras el resto está a la espera de algo mejor, porque entiende que los dos son más de los mismo. El camino que tendremos que recorrer los venezolanos para superar el socialismo del siglo XXI, no pasa por un ridículo retorno al chiripero del último fracaso socialismo del siglo XX en Venezuela. Ni a los fracasos socialistas precedentes. Entender eso es importante y necesario. Pero es sólo el principio
















3erPolo

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