www.guillermordriguez.net La naturaleza de la demanda, y el fin de la era del petróleo |
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Pese a la propaganda falsa del neo-socialismo ecologista, los recursos físicos,
no llegan al agotamiento antes de ser sustituidos, con motivo de los cambios tecnológicos. Un recurso natural, relativamente
escaso y valioso; del tipo comúnmente llamado no renovable –por la escala temporal del tipo de proceso natural que lo
formó– del cual dependió el combustible del transporte y la industria, como el carbón durante el siglo XIX, fue sustituido
en gran parte por el petróleo en el siglo XX. No se dejó de usar el carbón mineral por completo, simplemente fue sustituido
en la mayoría de sus usos como combustible; en la medida que la maquinaria evolucionó. Parafraseando el conocido ejemplo de piedra del Jeque Ahmed Zaki Yamani, diré
que la era del carbón terminó mucho antes de que se acabará el carbón, y la era del petróleo terminará mucho antes de que
se acabe el petróleo; y aún que es muy probable que sea sustituida por la era del hidrógeno. Un factor a considerar en la
sustitución de un combustible por otro es el tiempo y capital que requiere la infraestructura sustitutiva. De las minas de carbón a las calderas de vapor del siglo XIX había toda una
cadena de capital invertido. Lo mismo ocurre con la explotación, transporte, refinación de crudo y posterior distribución
de combustibles, y lo misma ocurrirá en la medida que se use gas natural, petróleos pesados transformados o bitumenes emulsionados.
Pero el hidrógeno, como combustible, tiene el potencial técnico de ser producido en cada punto de venta, usando las redes
pre-existentes de agua y electricidad. Si estas tecnologías –ya existentes tanto en vehículos como en mini-plantas
de producción y venta final conjunta– son las que producen el desplazamiento de buena parte de los actuales combustibles
del transporte, el proceso, en términos económicos pudiera ser mucho más rápido de lo que fue la sustitución del carbón por
el petróleo, ya que no requeriría grande plantas de conversión, ni extensas redes de distribución. Por factible que parezca
que esa sea la tecnología que sustituya la gasolina por hidrógeno, como principal combustible automotor, y parece muy factible,
es sólo una probabilidad entre otras. Lo que si es completamente claro es que la eventual sustitución del petróleo, como principal
fuente de combustible para la industria y el transporte, no significará que se dejará de emplear el crudo para otra infinidad
de usos. El punto es que la sustitución tecnológica de los bienes de orden superior será
siempre muy anterior de su agotamiento físico, debido a que en la medida que un recurso se torna más escaso, de mantenerse
la demanda inalterada, su precio se eleva, y como consecuencia de ello se generan tres tipos de oportunidades, que se pueden
ilustrar cómodamente, siguiendo con el ejemplo del combustible: Como hay una demanda potencial de mejores motores: Las existencias, en términos
de remanente disponible para un tiempo estimado, dependen de la eficiencia relativa de los procesos en los cuales se utilizan;
en los combustibles, por ejemplo, en la medida que se hacen más eficientes los motores, la sustitución de los viejos motores
por los nuevos, equivale al incremento virtual de las reservas no explotadas de combustible, de mantenerse inalterados todos
los demás factores concurrentes. Esto último no ocurrirá realmente; y es probable que motores más eficientes estimulen un
mayor uso de los mismos, pero por lo general, este mayor uso tenderá a consumir combustible, por debajo del umbral del consumo
total previo al cambio tecnológico. Se estima que se realizará nueva oferta a precios más altos: Los incrementos
de precios de un bien, cuando son causados por su escasez relativa, implican menores riesgos en nuevas inversiones en su producción,
que cuando son causados por el incremento de la demanda –el riesgo es ante todo un costo– lo que favorecerá la
explotación económica del recurso sub-marginal real; y así se incrementan las existencias, en la medida que tal producción
pasa a tener la capacidad económica de sumarse a la oferta. También hay entonces estimulo económico para la innovación tecnológica,
por las oportunidades de incremento de la producción del recurso sub-marginal potencial.* Y el ejemplo obvio de esto, en medio
del de los combustibles, sería un taladro que pueda llegar mucho más profundo que los existentes. Hay una demanda potencial de otro combustible más barato: En la medida que el
precio se eleva, el costo de su sustitución del bien se reduce, más o menos, proporcionalmente. Así crece el estimulo empresarial
hacia la búsqueda de la oportunidad, por medio del aprovechamiento de algún bien alternativo. La oportunidad, siguiendo con
el ejemplo del combustible, puede estar tanto en un combustible sustitutivo de menor costo para las mismos motores, como en
nuevos tipos de motores que puedan lograr los mismos resultados, a igual o menor costo, con otro combustible diferente. Porque de la demanda no es de combustible; es, por ejemplo, de transporte. Y
la demanda de transporte no es más que la demanda de trasladar, cosas o personas, de un lugar a otro, más rápida, cómoda y
eficientemente. Esto es: al menor costo. Y en esa demanda de traslado, el que, cuando, dónde y para que, están en constante
cambio por la acción, e interacción, de los personas. Comprender un poco mejor la naturaleza real de la demanda es importante
para verla falsedad absoluta del paradigma neomalthusiano sobre el que se construyó el llamado socialismo del siglo XXI. Y
entender eso, es el principio de la construcción de una verdadera alternativa al socialismo del siglo XXI. Pero es sólo el
principio.
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