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![]() www.guillermordriguez.net De cuarta o de quinta... Socialismo es prepotente demagogia y creciente pobreza |
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Como poco más que muñecos de ventrílocuo lucen funcionarios
electos salidos de partidos de ese “gran elector” cuyas elecciones personales de candidatos
afirma votar ciegamente la casi completa masa de aquellos votantes adeptos al mismo. Que algunos no
se tomen la molestia de ir a votar en una elección poco reñida y otra sin contendores tiene más de flojera que de otra cosa
entre los clientes políticos de la revolución. Conocer el número efectivo de los mismos es posible únicamente cuando la continuidad
en el poder del gran elector en persona pareciera estar comprometida realmente por algún evento electoral. Y todo
eso que es perfectamente democrático, no por ello deja de ser perverso, aunque no es la perversión de la democracia, por el
contrario, es la democracia llevada a sus últimas consecuencias. Si la parte de los votantes que se autodenomina “consciente
y progresista” se limita voluntariamente a votar por quien les mande el caudillo
y este se ocupa cada día más de que esos votantes dependan en todo de las dadivas del Estado. Estamos viendo lo que esos mismos
“conscientes y progresistas” llamaban “los peores vicios de la cuarta república” llevados hasta sus
últimas consecuencias. Me recordó mucho a Lusinchi y su inolvidable “a
mi no me jodes tu” la patanería de un Alcalde Mayor que presume de docente universitario, mientras arremete groseramente
a gritos histéricos contra una reportera ¿por disgustarle sus preguntas? en medio de la declaración de emergencia
para expropiar viviendas para funcionarios mal pagados y mal dotados (por el mismo que grita dicho sea de paso) parece un
escándalo mediático artificial para desviar la atención de la desidia socialista que está en el origen de tal “emergencia”...
La crisis del viaducto es la crisis de las viviendas de esos funcionarios. Y será mucho más hasta que solucione realmente.
Así que a falta de resultados en las eternas promesas de “vida digna para todos” del socialismo (promesa
cuyo cumplimiento histórico ha sido inversamente proporcional al grado de socialismo) se apela al escándalo. ¿O el doble funcionario tiene la mismas costumbres de camorrero de botiquín de su
tristemente celebre Director General? El resultado es el mismo. Pero no por eso hay que dejar por ridícula la propuesta de
regular el precio del metro cuadrado de construcción de viviendas. Que ha subido en el mercado secundario porque el
propio gobierno intervino a favor de los compradores en el costo financiero de los créditos incrementando con ello la demanda...
sin que se incremente la oferta más rápidamente en el tipo de inversión políticamente sensible en que el mismo gobierno se
empeña en transformar la construcción de viviendas. Como si estuviéramos de regreso en el ´45 o el ´58,
la comparación maniquea entre los ricos que usan terrenos para jugar golf y los pobres que carecen de vivienda digna es el
tipo de argumento sobre el que se montaron las invasiones de terrenos propiedad de enemigos políticos de los gobiernos adecos.
Son los argumentos sobre los que se construyeron esos barrios que hoy se deben desalojar a la carrera por la imprevisión socialista
de ayer y hoy. ¿Cómo no colapsarían las más pobres viviendas construidas en terrenos inestables sin que sus habitantes
tengan posibilidad de mudarse por si mismos, sí llegó a quedar inutilizable un
viaducto crítico para la capital sin que los socialistas de siete años en el poder (ni los que le precedieron por décadas)
tuvieran los recursos para construir una vía alterna antes de la prevista crisis? Ahora, la diferencia entre las
invasiones ilegales y las expropiaciones ajustadas a la “legalidad revolucionaria” no sería mucha si se llegasen
a cumplir las promesas a los invasores. Unos funcionarios ocupan las viviendas previo inicio de los tramites de expropiación
(no finalización sino inicio, lo que es más que un detalle sutil) mientras los invasores ilegales aspiran que su ocupación
conduzca al poder público a “negociar” la expropiación y entrega de las viviendas a sus familias. Posiblemente
porque así se los prometieron, directa o indirectamente, quienes detentan el poder público. El problema es que ni los mal pagados funcionarios,
ni los empobrecidos y manipulados invasores tienen ingresos para comprar una vivienda. Y ni las canchas de golf que
amenaza el Alcalde Mayor de Caracas, ni el sacar a los militares de las muchísimas más hectáreas de Fuerte Tiuna para construir
viviendas como propuso el opositor candidato presidencial Borges solucionan ese importante asunto. Que no es tanto
la falta de viviendas en una sobre poblada capital, como la falta de capital de los aspirantes a nuevos propietarios de vivienda
que la origina, siendo ambas causadas por décadas de socialismo creciente. La gritería del Alcalde como el más modulado
discurso presidencial apelan a la envidia de la riqueza. Envidia diligentemente cultivada por todo poder político que aspire
a ser absoluto y sus bien pagados sicarios intelectuales y religiosos por centurias. La mentira que se oculta tras esto no es tanto que tengamos
un presidente diciéndonos que no debemos “vivir como ricos” mientras disfruta de algunos lujos propios de un jeque.
Ni el evidente despliegue del lujo y riqueza inexplicables que ya es característico de los socialistas del siglo XXI. La
gran mentira es que “no todos podríamos vivir como ricos”: Hace poco más de un siglo el agua corriente y las pocetas
eran un lujo al alcance de unos escasos privilegiados... y antes que eso se escandalizaban los curas porque algún
príncipe usara ¡un tenedor! pues desde los nobles hasta los pobres comían con la mano. Del el cepillo de dientes al
automóvil, pasando por el jabón y los zapatos de cuero, casi todo lo que hoy es masivo al punto que nadie lo relaciona
ya con la riqueza, ha sido un lujo escandaloso en algún momento. Y lujo de pocos hubiera seguido siendo sin el capitalismo
moderno que ha logrado que hoy casi todos vivan, en relación con lo que más importa, mucho mejor que los más ricos del pasado. Mientras más capitalista es una nación menos pobres
son sus pobres. Pero mientras más capitalista es una nación más ricos serán “sus” ricos... y menos poderosos serán
sus políticos ante su propia población. Dos detalles que disgustan a la mayoría de políticos e intelectuales con
aspiraciones señoriales disfrazadas. Hoy la mayor causa de pobreza, miseria y corrupción en el mundo es el socialismo.
Ha tomado casi por completo el relevo del antiguo régimen en eso y al asentarse en el poder lo ha superado
con ventaja, tanto en la crueldad criminal y el empobrecimiento material y moral de sus súbditos como en los escandalosos
lujos de sus privilegiados gobernantes En Venezuela alguna vez se construyeron viviendas para alquilarlas
como negocio y la competencia mantenía alquileres accesibles para la inmensa mayoría de la población en un país cuyo ingreso
per capita estaba en constante aumentó... Llegó el socialismo puntofijista con la regulación de alquileres, y hoy tenemos
el metro cuadrado de alquiler más alto de lo que jamás se pudo soñar... pero ni aún así sería negocio construir viviendas
para alquiler. Que lo mismo nos pase a la larga con la construcción de viviendas para venta no debería extrañarnos. A
lo largo de los ya casi 50 años en que ha desgobernado Venezuela, el socialismo se ha repetido siempre, proponiendo como solución
de los fracasos resultantes de ponerlo en práctica, más y más radicalizado socialismo. Que es tanto como pretender
curar el envenenamiento haciendo pasar dosis crecientes de veneno por medicina. Disfrazar ahora el veneno de medicina de nuevo
es natural en el socialismo que gobierna. Pretender lo mismo desde la oposición únicamente puede ser calificado de
locura. No es tanto como el sonsonete de propaganda de las viejas contramarchas “Chávez los tiene locos”.
Porque lo que tienen locos a socialistas “opositorpes” venezolanos en su desesperación por negar el socialismo
de Chávez para afirmar el propio... es que todos los dirigentes internacionales reconocidos del socialismo en el mundo,
desde el dictador vitalicio de La Habana, pasando por los electos presidentes de países como Argentina, Brasil o Bolivia,
hasta los jefes de los partidos socialistas de la vieja Europa y los máximos representantes de la hipócritamente multimillonaria
y comprobadamente mercenaria izquierda radical de los EE.UU. conocen y reconocen a Chávez como el líder único del
socialismo en Venezuela... y su primer portaestandarte continental. A ellos en cambio los ven como una curiosidad
folclórica o un anacronismo declinante. Según sea el caso. Eso, que por lo demás es una muy acertada percepción de la realidad,
es lo que los tiene locos. El socialismo es una enfermedad de la civilización. La cura
verdadera de esa enfermedad en nuestro caso está en una verdadera
alternativa ideológica, y política al socialismo, la alternativa del capitalismo popular que transfiera efectivamente
los activos mercantiles que el socialismo ha concentrado en el Estado directamente y universalmente a la población,
acabe de una vez y para siempre con los privilegios de las oligarquías estatistas de ayer y hoy, y limite efectivamente al
Estado en poderes, atribuciones y presupuestos. Para el Movimiento
Liberal Libertario Resistencia Civil ese es el principio del camino a la prosperidad para todos los que la quieran.
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